17 enero 2017

Correlaciones: la filoxera, los plátanos y Connie Willis



¿Qué diantre tienen que ver la filoxera, los plátanos y Connie Willis? Pues mucho más de lo que parece. Comencemos por el principio: con la filoxera.

La filoxera es una plaga que atacó ciertas variedades de viña que eran las más comerciales en Europa y acabó con el cultivo en pocos años, produciendo una hecatombe económica a principios del siglo XX en nuestro país. La cosa se solucionó utilizando injertos de pies de viña americana, que eran (y son) inmunes a la plaga.

Pero las amenazas a los cultivos comerciales no se acabaron con la filoxera. Algunos productos, como el cacao también están amenazados. Y por supuesto, ahora se presenta la amenaza con los plátanos. Prácticamente todos los plátanos que se producen comercialmente en el mundo pertenecen a la variedad Cavendish, que sustituyó en los años 40 del siglo XX a otra variedad que fue casi extinguida por una plaga.

Ahora una variedad de la plaga ataca también a la variedad Cavendish, con lo que la producción mundial de plátanos se ve amenazada también. ¿Cómo será el mundo dentro de unas décadas? Tal vez no tengamos ni cacao (chocolate) ni plátanos, o serán unos productos tan caros y raros que habrá que pagar verdaderas fortunas por ellos. Un poco como el caviar de esturión.

Y aquí llegamos hasta Connie Willis, escritora de ciencia ficción que en algunos de sus relatos y novelas describía un mundo sin gatos ni perros, extintos debido a una plaga descontrolada salida de algún laboratorio. Podemos ver un buen ejemplo de ello en El último de los Winnebago (“The Last of the Winnebagos”, 1988, Premios Hugo y Nebula, 1989).

La pérdida de diversidad genética no sólo amenaza a especies desconocidas de la selva amazónica. Baste ver los serios problemas que están teniendo las colonias de abejas melíferas, producidas por a saber qué: se barajan desde causas ambientales, virus, predadores, pesticidas, etc.

Tal vez el futuro sea un lugar mucho menos diverso que al actual, lo cual sería una verdadera pena y tal vez una tragedia de grandes proporciones. El hombre y su Antropoceno se han convertido en la causa de extinción de especies más grave de los últimos millones de años. No en vano se habla de la “Sexta Extinción”.

Esperemos que la Humanidad sea capaz de reaccionar a tiempo y detener la catástrofe, aunque yo cada vez soy más escéptico. No sólo porque hay muchos intereses económicos en contra, sino porque la gente cada vez pasa más de todo y la ignorancia en temas ecológicos (que no ecologistas) es cada vez mayor en nuestra sociedad.

02 enero 2017

Correlaciones: el retorno de Asimov



Últimamente no paro de oír noticias que avisan sobre una inminente pérdida masiva de lugares de trabajo –más o menos no cualificados- a costa de una teórica robotización de estas plazas laborales.

Los robots y las inteligencias artificiales se ven como una gran oportunidad empresarial: son relativamente fáciles de amortizar, no protestan, no enferman, no dan problemas “innecesarios”, no cobran… en fin, el sueño húmedo de muchos neoesclavistas de hoy en día.

Lo cierto es que este mundo ya empezó con la industrialización. Recordemos a Ned Ludd y sus luditas. La cosa no ha parado. De hecho, ha ido in crescendo. Hoy día es normal encontrar fábricas en las que no existe la menor intervención humana o, como mucho, una de residual.

La cuestión es dónde se traza la línea, si es que debe hacerse tal cosa. Se puede entender que los robots asuman tareas repetitivas, aburridas o incluso peligrosas. ¿Pero deben sustituir también a los humanos allí donde éstos son realmente eficientes?

Yo creo que esa debería ser la línea. Si voy a un hotel, sinceramente, quiero que me atienda una persona, no un robot o una grabación enlatada. Si tengo un problema, sé que el humano, en general, lo resolverá mejor y si hay un incendio a media noche, qué queréis que os diga, a pesar de que a veces dejan que desear, prefiero que me guíe una persona, que será capaz de reaccionar mejor ante un imprevisto.

Y no, no quiero que un coche automático me lleve por las calles de una ciudad. De eso ni hablar. Por muy automatizado y probado que esté todo. Sigo confiando más en un taxista con experiencia.

Isaac Asimov será muy citado en este futuro neoludita que se anticipa ya. No será el único, por supuesto, pero me temo que habrá que releer con interés algunos de sus relatos más clásicos.