20 septiembre 2006

Correlaciones: Peculiar extinción

Es común hoy día oír hablar de extinciones. Por desgracia, las noticias nos informan con demasiada frecuencia de que tal o cuál especie vegetal o animal se hallan en peligro de extinción o, simplemente, se han extinguido.

La ciencia ficción ha tratado el tema multitud de veces. No pocos son los relatos y las novelas en que los animales se han convertido, por ejemplo, en algo verdaderamente raro (¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? de Philip K. Dick o bien "Ocaso" de J.G. Ballard).

Lo que nunca se le hubiera pasado por la cabeza que podría extinguirse es un mineral y eso es algo que está a punto de suceder en el mundo real. Se trata del jade blanco, una extraña variedad del jade que se extrae de los depósitos aluviales de la ciudad de Hotan, en China.

Se trata de una población del noroeste chino en que centenares de máquinas trabajan día y noche para extraer lo que queda de este mineral del río Yurungkak. Este enclave había formado parte hace siglos de la ruta de la seda y hoy día exporta el precioso mineral al resto del mundo.

No obstante, su explotación descontrolada ha provocado que sea muy difícil encontrar grandes muestras de este material, que se cotiza en el mercado a 100 euros el gramo. A veces hay que excavar a grandes profundidades para localizarlo.

Esta búsqueda desenfrenada poco tiene que envidiar a las prospecciones petrolíferas o a la extracción de diamantes y aunque se la considera sólo una piedra semipreciosa, los precios que está alcanzando la convierten en todo un trofeo de caza.

Hay bastantes sustancias imaginarias que nos ha brindado la ciencia ficción que también han sido objeto de persecución. Desde los diamantes jovianos de Arthur C. Clarke, pasando por el jade azul de Giedi Prime de Dune o el ilirión de Nova de Samuel R. Delany, por no olvidarnos del mítico dilitio de Star Trek. El número de sustancias valiosas que la imaginación humana es capaz de inventarse no tiene límite.

De la misma manera, la codicia tampoco. Si no se pone remedio, dentro de poco el jade blanco se convertirá en una pieza de museo y dejará una fea cicatriz en una zona más del planeta.