15 septiembre 2010

El agente de las estrellas / John Scalzi

El agente de las estrellas
Agent to the Stars
John Scalzi
Ed. Minotauro
320 págs.


De un autor no excesivamente conocido en nuestro ámbito lingüístico, como es John Scalzi, nos llega una obra de ciencia ficción peculiar y algo extravagante: El agente de las estrellas.

El argumento no puede ser más simple, y algo surrealista: una raza extraterrestre con aspecto poco agraciado (gelatinoso) decide presentarse en sociedad contratando los servicios de una agencia de publicidad de Hollywood para que plantee el primer contacto con criterios modernos.

La verdad es que tiene su lógica. Recuerdo un relato, creo que era de Arthur C. Clarke, en que unos aliens de aspecto aracnoide deciden presentarse a la Humanidad poco después de que haya arrasado en el cine una película sobre aliens aracnoides malvados.

Si lo pensamos fríamente, tal vez nuestro moderno Klaatu no se presentase a la comunidad científica o a los políticos, sino a una agencia de publicidad para que cuidasen por la imagen del primer encuentro.

Naturalmente, los escritores proyectan sobre los inventados aliens los temores y los valores del momento. En los años cincuenta, los protagonistas del primer contacto eran científicos o políticos. Más tarde comienzan a aparecer los tipos comunes y en nuestra época, obsesionada por el culto a la imagen, ¿quién mejor que un publicista, rey, amo y señor de nuestras más secretas -o no tanto- pulsiones?

El primer contacto se ha convertido en una cuestión de oportunidad e imagen. Véase, si no, cómo cuida hasta el más insignificante detalle nuestra lagarta favorita -Ana- del remake de Los visitantes las cuestiones de imagen. Parece más preocupada por las encuestas de opinión que por su ejército de lagartos en desarrollo.

Volviendo a El agente de las estrellas, los aliens que aparecen, que no son demasiados, son gelatinosos, descarados, muy humanizados y con un sentido del sarcasmo ciertamente peculiar.

Scalzi recupera una antigua idea de Frank Herbert -la compartición de recuerdos- de su serie de Dune. En este caso, sirve para crear nuevos seres alienígenas a partir de los recuerdos y las personalidades de quienes intervienen en el proceso.

El libro es también una aguda crítica a la sociedad del culto a la imagen occidental y contiene algunas escenas ciertamente delirantes, como la del perro parlanchín o la enrevesada secuencia de escape de la ambulancia del hospital. Aunque prefiero no entrar en detalles para no estropear la sorpresa.

La novela pudo leerse inicialmente (1997) en el blog del autor y años después (2005) fue versionada en formato de libro, experimento que últimamente empieza a abundar en la era digital en que vivimos.

En fin, un libro simpático, que se lee en poco tiempo aunque es mucho menos superfiial de lo que pudiera parecer a primera vista.