23 mayo 2008

Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal

Para celebrar el post número 400 –número redondo- voy a hablaros de la última película de Indiana Jones que fui a ver ayer por la noche al cine. Para una vez que en Puigcerdà estrenan una película interesante, no podía perdérmela.

Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal es una clásica película de la factoría de George Lucas en el más puro estilo de aventuras más misterio. Así pues, los fanes de la serie no creo que se sientan especialmente decepcionados, pues la aventura es constante desde el primer momento y hay múltiples guiños a otras películas de la saga (la caja rota que contiene el Arca de la Alianza, la foto del padre de Indiana, la estatua de Brody…).

Pero sí que hay cosas curiosas en esta nueva entrega. Para empezar, la evolución del personaje, que deja de ser una mezcla de profesor sabihondo combinado que también es un intrépido aventurero para ofrecer un aspecto un tanto peculiar de espía a favor de su país, múltiplemente condecorado y claramente anticomunista.

Por otro lado, las anteriores películas explotan más la vertiente mágica o fantástica, mientras que ésta se parece en muchos momentos a una película de ciencia ficción, a lo Eric von Däniken, con sus guiños a Roswell y sus alienígenas. La verdad es que a alguno puede decepcionarle esto, aunque yo lo encontré consecuente con el argumento desarrollado a lo largo de toda la película.

Por otro lado, reconozco mi debilidad por la magnífica Cate Blanchett, a quien por fin veo haciendo de mala malísima y sin melena rubia. Ya se sabe, si quieres una actriz con unos ojos misteriosos y que hable lenguas raras, no lo dudes: Cate Blanchett. Claro que el ruso no es una lengua tan rara, bien mirado.

En fin, que parece que pasamos de la magia o de los objetos místico-esotéricos o los aliens danikenianos, pero tampoco es una mala idea. Véase Stargate, película y series que han explotado dicho filón hasta la saciedad.

Por supuesto, la película tiene sus escenas absolutamente increíbles (hormigas voracísimas, caídas inofensivas por cataratas y materiales de un prodigioso comportamiento magnético y mi favorita: la escena de la nevera), pero es lo que uno espera ver en una película de Indiana Jones.