03 septiembre 2020

Más valioso que el oro

 ¿Cuál es el elemento más valioso en la exploración espacial? Combustibles a parte, sin duda el más interesante sea el hidrógeno, especialmente en nuestro sistema solar interior.

 

En los planetas exteriores, los gigantes gaseosos, sobra el hidrógeno. Pero en los mundos más cercanos al Sol, el hidrógeno no abunda. Este nos interesa por dos motivos fundamentales: como integrante de la molécula del agua y como combustible para dispositivos de fusión nuclear (cuando los haya).

 

Podría parecer que el oxígeno que respiramos es más necesario, y no lo pongo en duda, y además también forma parte de la molécula de agua, pero incluso en un mundo sin atmósfera como es la Luna, podríamos obtener oxígeno de los silicatos presentes en nuestro satélite.

 

En cambio el hidrógeno no abunda, a menos que nos acerquemos mucho al Sol y estemos dispuestos a achicharrarnos un poco. Este elemento, el más simple y el más abundante del Universo, no abunda en nuestras cercanías.

 

El motivo es que es extremadamente ligero y volátil y el propio viento solar tiende a llevárselo lejos. En la Tierra y otros mundos interiores, el hidrógeno gaseoso tampoco abunda en absoluto y tiende a escapar de nuestra atmósfera.

 

Otro elemento poco presente en nuestra parte del sistema solar -y por motivos similares al hidrógeno- es el helio. Algunos isótopos del helio también podrían ser interesantes en ciertas tecnologías de fusión nuclar, como el helio-3. Se dice que la Luna podría tener algunos depósitos importantes de este elemento, aunque no está claro.

 

Lo que sí que es evidente es que conforme salimos del sistema solar interior y cruzamos el cinturón de asteroides (por cierto, rico en silicatos y metales pesados) llegamos al mundo de los gigantes gaseosos, donde abunda el hidrógeno, el helio y muchos otros elementos.

 

Está claro que la futura exploración del espacio se dirigirá hacia el cinturón de asteroides y hacia los gigantes exteriores. Los mundos como Mercurio y Venus tienen poco interés como hábitats de la Humanidad y explotar sus posibles recursos sería complicado.

 

Una excepción es Marte. A medio camino entre la Tierra y los gigantes exteriores, con una cierta atmósfera y suficiente gravedad como para ser mínimamente habitable, podría ser un paso intermedio que nos abriese las puertas de la exploración espacial.

 

Mucho se ha hablado de Marte como lugar habitable. De hecho, es el planeta que mejores opciones tiene para ser habitado después de la Tierra. Su atmósfera es demasiado tenue y no es respirable. Además, su falta de magnetosfera lo hace especialmente peligroso para las radiaciones solares, pero es lo mejor que tenemos después de la Tierra.