17 octubre 2023

El cambio de paradigma

Uno de los tótems más seguidos por la ciencia ficción, especialmente la más tecnológica o hard, es plantear la aparición de nuevas tecnologías y explorar a ver qué pasa con ellas, cuando son aplicadas a la sociedad.

 

Algunas de estas tecnologías pueden llegar a ser disruptivas y muy impactantes, como una máquina del tiempo o una forma de energía no contaminante y al alcance de todos.

 

Mi favorita es la invención del motor de curvatura de Star Trek, que según la película Primer Contacto, se produce en abril del año 2063, cuando en el primer viaje con curvatura de la raza humana, la nave en cuestión (la Fénix) fue avistada por unos extraterrestres (los vulcanos) y se produce el primer contacto oficial con una especie alien, lo que da nombre a la película.

 

A partir de ahí, todo empieza a cambiar. Más por el primer contacto que por el propio motor de curvatura, aunque este influye notablemente en el hilo de los acontecimientos posteriores.

 

Actualmente, la tecnología está al borde de experimentar saltos significativos que probablemente veremos en los próximos años. La revolución de los materiales nanotecnológicos no ha hecho sino empezar. La fusión termonuclear, como Santo Grial de la energía limpia y barata parece estar al alcance de la mano. La descarbonización de los medios de transporte gracias a los motores eléctricos y a la baterías, son ya una realidad.

 

Posiblemente, también veremos grandes avances en medicina, propiciados por la combinación de la nanotecnología, el big data y la enginería genética. Y por supuesto, el acceso relativamente barato al espacio también tendrá sus serias repercusiones en nuestras vidas.

 

La computación cuántica llevará la informática y la ciencia a otro nivel, inimaginable hoy día, así como la creación de comunicaciones impenetrables, con sus pros y sus contras.

 

Puede que también tengamos pronto materiales superconductores a temperatura ambiente, lo que llevaría el transporte y el almacenamiento de la energía a cotas fabulosas.

 

Todo ello si sobrevivimos al cambio climático, a la sexta extinción de las especies en la Tierra, a los efectos de la polución y de la superpoblación y no nos matamos los unos a los otros en alguna absurda guerra.

 

Pero seamos optimistas.

 

También el conocimiento puede que esté a punto de sufrir un cambio de paradigma. Los experimentos del CERN, los datos que nos envía la James Webb y muchos otros experimentos y observaciones, están llevando los límites de nuestro conocimiento, como los modelos cosmológicos o el modelo estándar de partículas y fuerzas, a lugares comprometidos.

 

Como sucedió poco antes de aparecer la teoría de la Relatividad de Einstein y la mecánica cuántica, se acumulan pruebas que nos indican que no comprendemos tan bien el Universo como pensábamos hace tan solo un par de décadas.

 

Algo se remueve en el conocimiento humano que nos alerta que la revolución está al caer y tal vez suceda antes de lo que nos imaginamos.

 

Si la postura más extendida entre los científicos a finales del siglo XX es que habíamos llegado al límite práctico del conocimiento (siguiendo las tesis de John Horgan), ahora las cosas parecen apuntar en la dirección contraria. Como sucedió a principios del siglo XX con las dos grandes revoluciones científicas antes citadas.

 

Tecnología y ciencia se dan la mano y ambas podrían experimentar (experimentarán) cambios muy importantes en pocos años. Solo espero poder verlo. Ganas, tengo.