14 diciembre 2005

Merchandasing

Muchas veces se tilda la actual literatura fantástica de excesivamente comercial. Pero, reconozcámoslo: la ciencia ficción casi siempre lo ha sido. Al menos la ciencia ficción contemporánea, la que arranca de los pulp de los años 30. Es decir: casi toda ella.

¿Por qué hago esta afirmación? Desde los orígenes, la ciencia ficción ha estado íntimamente ligada a otros fenómenos culturales: el cómic, los dibujos animados, las series de televisión, el cine... Todos tenemos in mente casos concretos. De hecho, muchos iconos de la ciencia ficción han surgido directamente del cómic o del mundo del cine y después han pasado a otros campos.

Existen estrechas conexiones entre todos estos formatos culturales. Así, personajes e historias como los superhéroes (Flash Gordon, Superman, Spiderman) han estado presentes en cómic, en series de televisión, en series de dibujos animados y, por supuesto, en películas.

Pero es que la ciencia ficción va mucho más allá. ¿Se imagina alguien que el fenómeno Star Wars o el de Star Trek se repitiese con obras como Guerra y paz? ¿Alguien se imagina a los niños con pósters en las paredes de los personajes de La regenta o jugando con figuritas de los personajes de Los Miserables? ¿Existe un culto parecido entre los lectores de las obras de Dickens al que existe entre las de los lectores de Tolkien o los de Asimov? Es evidente que cuesta de imaginar.

Dicho de otra manera: si bien el frikismo no es exclusivo de la ciencia ficción, sí que es típico y característico de ella. Parte del fenómeno consiste en trascender el entorno en que fue creado (la novela, el cómic) para saltar a otros campos (las video consolas, el cine, la televisión, la música).

Tal vez el ejemplo más paradigmático sea Star Trek, de la que se realizó una serie de televisión que se hizo mundialmente famosa y que popularizó y masificó el fenómeno de las Convenciones de ciencia ficción. Asimismo, sus secuelas de otras series, tanto de dibujos animados como de televisión (The Next Generation, Deep Space 9, Voyager y Enterprise) así como la decena de películas que llevamos hasta hoy confirman el fenómeno, que ha llegado también a otros formatos culturales: revistas especializadas, juegos de rol, libros-franquicia, etc.

El merchandasing que mueve esta serie es impresionante y sólo es comparable al fenómeno más mediático y masivo de toda la historia: Star Wars: 6 películas (ediciones especiales a parte), todo tipo de libros-franquicia, juegos de rol, figuritas, pósters, juegos de ordenador, de consola, de móvil...

Es evidente que las películas de ciencia ficción que triunfan acaban generando mucho más volumen de negocio en el merchandasing que no por la película o por el libro original. Esto explica parte del creciente interés de Hollywood en la ciencia ficción.

En fin, comercialización, desde luego, pero no es un fenómeno nuevo precisamente. Recuerdo que cuando era pequeño, los cromos de Star Wars estaban buscadísimos, por no hablar de los muñequitos de los principales personajes.

Es algo parecido al movimiento generado recientemente con la llegada a la gran pantalla de la saga de El Señor de los Anillos, que ha generado todo tipo de productos: ediciones ilustradas, ensayos, versiones originales, libros relacionados con la película, etc.

El negocio del merchandasing es connatural a la literatura fantástica moderna. Acusar a ciertos productos de "mercantilistas" es muy lógico, pero es lo que hay. A menos, claro, que queramos diferenciar entre fantástico mercantilizable y fantástico no mercantilizable. Pero que alguien me diga dónde ponemos la barrera. ¿Es mercantil una novela-franquicia por el mero hecho de ser? ¿Y si la escribe Robert Sheckley o Ian Watson? ¿Es mercantil un best-seller? Y, si es así, si un libro triunfa sin ser a priori un best-seller, ¿debe considerarse mercantil también?

Supongo que es otra de esas viejas discusiones que trascienden incluso el campo de debate de la ciencia ficción y que seguirán sin resolverse por los siglos de los siglos.

5 Comments:

At 6:45 p. m., Blogger Errantus said...

Ah, muy buena reflexión. Me hiciste recordar las galletas de ESDLA, el jabón negro de Darth Vader y las bufandas de Griffindor, así como los peluches de Cthulhu. ¿Para cuándo saldrá a la venta el desodorante Ubik?

 
At 7:59 p. m., Blogger Yarhel (Enric Quílez) said...

Peores son las galletitas Soylent Green ;)

 
At 7:23 p. m., Blogger Errantus said...

Por lo menos son altas en proteína. ;)

 
At 7:31 p. m., Blogger Yarhel (Enric Quílez) said...

Reconozco que me pica la curiosidad por saber cómo sería un peluche de Cthulhu!!! Es el típico regalito que me gustaría hacerle a más de uno (risa malvada)

 
At 7:48 p. m., Blogger Errantus said...

Falta de confianza, en mi blog subí varias imágenes al respecto.

http://errantusaquila.blogspot.com/2005/11/moda-ominosa.html

 

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