11 noviembre 2019

Philip K. Dick y la música


Intuyo que a Philip K. Dick le gustaba bastante la música clásica. En sus novelas y relatos hay algunas referencias dispersas a obras músicales. Por ejemplo, en ¿Sueñan los androides en ovejas eléctricas? (Do Androids Dream Of Electric Sheep?, 1968) hay una clara referencia a unos versos de La flauta mágica de W. A. Mozart.

Tal vez uno de los relatos donde más se profundiza en su supuesta filia sea en el relato “La máquina preservadora” (“The Preserving Machine”, 1953). En este cuento, un melómano recalcitrante decide que hay que preservar a toda costa la música clásica por si se produce un colapso de la civilización (pensemos que fue escrito en plena Guerra Fría).

A fin de conseguir su propósito, consigue que una universidad le construya una máquina especial (la famosa máquina preservadora del título) que transforma partituras musicales en animales vivos, generalmente, aves o insectos, dotados de picos y garras, capaces de defenderse por su propia cuenta y de sobrevivir a un apocalipsis.

Pero las cosas no salen exactamente como el protagonista desea y los animalitos en cuestión comienzan a evolucionar, algunos hacia formas muy agresivas y acaban enfrentándose unos a otros.

El relato es una bella metáfora de que el arte no es algo estático, inmutable, sino que –velis nolis- evoluciona y tiene vida propia y es algo que está en el mundo, por lo que seguirá su curso.