Philip K. Dick y la música
Intuyo que a Philip K.
Dick le gustaba bastante la música clásica. En sus novelas y relatos hay
algunas referencias dispersas a obras músicales. Por ejemplo, en ¿Sueñan
los androides en ovejas eléctricas? (Do Androids Dream Of
Electric Sheep?, 1968) hay una clara referencia a unos versos de
La flauta mágica de W. A. Mozart.
Tal vez uno de los relatos
donde más se profundiza en su supuesta filia sea en el relato “La máquina
preservadora” (“The Preserving Machine”, 1953). En este
cuento, un melómano recalcitrante decide que hay que preservar a toda costa la
música clásica por si se produce un colapso de la civilización (pensemos que
fue escrito en plena Guerra Fría).
A fin de conseguir su
propósito, consigue que una universidad le construya una máquina especial (la
famosa máquina preservadora del título) que transforma partituras musicales en
animales vivos, generalmente, aves o insectos, dotados de picos y garras,
capaces de defenderse por su propia cuenta y de sobrevivir a un apocalipsis.
Pero las cosas no salen
exactamente como el protagonista desea y los animalitos en cuestión comienzan a
evolucionar, algunos hacia formas muy agresivas y acaban enfrentándose unos a
otros.
El relato es una bella
metáfora de que el arte no es algo estático, inmutable, sino que
–velis nolis- evoluciona y tiene vida propia y es algo que
está en el mundo, por lo que seguirá su curso.
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