01 abril 2021

Correlaciones: Las doradas manzanas del Sol

Hace tiempo, en ocasión de las supernovas, hablaba de la novela de Samuel R. Delany, Nova (1968), en la que el rarísimo elemento Ilirión solo puede conseguirse del corazón de una estrella poco antes de que esta se convierta en nova.

 

Ahora, en el mundo de los astrofísicos, este tema se ha puesto nuevamente de moda al tratar de calcular la cantidad de otro elemento precioso en el Universo: el oro. O al menos, precioso para nuestra raza, porque para otras formas de vida de nuestro planeta, el oro pasa completamente desapercibido.

 

Lo cierto es que según los modelos astrofísicos actuales, el oro se formaría en un raro evento astronómico: el choque entre dos estrellas de neutrones. El problema es que este suceso es demasiado raro como para explicar la cantidad de este metal que hay, por ejemplo, en la Tierra o en nuestro Sistema Solar.

 

Otra posibilidad es añadir el oro que podría crearse en otro suceso violento: la explosión supernova de una estrella masiva. Pero aún así, siguen sin cuadrar los números. Sobra oro.

 

¿De dónde sale tanto oro? De momento, los científicos no lo saben, pero algo desconocido está produciéndolo en el Universo y nosotros con estos pelos, sin saberlo.

 

No es el único caso de elemento cuya génesis no está completamente explicada, pero tal vez es el más llamativo. Es posible que en el cinturón de asteroides haya cantidades enormes de metales pesados, muy valiosos para la Humanidad, aunque me temo que su explotación (véase la serie The Expanse) sería prohibitivamente costosa.

 

Y si queremos dejar volar la imaginación, los núcleos de algunos gigantes gaseosos podrían estar compuestos total o parcialmente por otra de esas substancias que vuelven locos a muchos humanos: el diamante. Pero eso ya es otra historia.