29 abril 2006

Incertidumbres

Uno de los motivos por los que en el siglo XX ha estado tan de moda la ciencia ficción y la producción ha sido tan importante es porque gracias a ella hemos sido capaces de conjurar la incertidumbre.

A los seres humanos no nos gusta la incertidumbre: le tenemos miedo. Miedo a lo desconocido. Miedo a lo que nos pueda suceder. Miedo ancestral. Y gracias a la ciencia ficción, que muchas veces trata de escudriñar el futuro, otras el presente e incluso a veces el pasado, podemos poner coto a ese miedo.

Es como si el hecho de describir lo que puede suceder (o lo que está sucediendo o lo que sucedió) y discutir acerca de ello, conjurase el peligro en cierta manera. Y hasta cierto punto, así sucede.

Resulta muy difícil, por no decir imposible, tratar de averiguar qué efectos tendrá una determinada nueva tecnología en nuestra vida diaria. O una ley. O un cambio cultural. Pero podemos tratar de imaginárnoslo.

De hecho, las obras de ciencia ficción tratan de responder casi todas a la pregunta: ¿que pasaría si...? (o, ¿qué hubiese sucedido si hubiera pasado...?). Esto no es exclusivo de la ciencia ficción, pero sí que es uno de los elementos claramente definitorios de buena parte de ella.

Pero no sólo hay que responder a esa pregunta: hay que tratar de hacerlo de manera coherente, racional, en consonancia con los hechos y siguiendo una cierta estructura lógica. Ésa es la diferencia entre la especulación y la fantasía.

Con todo esto no pretendo decir que la ciencia ficción es mera especulación. Tiene muchas más cosas en su seno, pero la componente especulativa se encuentra en la médula de este género.

¿Hasta qué punto ha resultado efectiva la ciencia ficción? Eso también sería especular. Pero en algo tienen que haber influido obras como 1984 en Occidente, para rechazar los sistemas absolutistas y desnudarlos ante nuestra mirada. Y otro tanto podríamos decir de muchas cuestiones políticas, sociales, económicas, éticas, técnicas o medioambientales.

La ciencia ficción se encuentra mucho más cerca de la especulación socio-política y tecnológica que no de las grandes sagas de la space opera (aunque eso también es ciencia ficción, la mayor parte de las veces escapista). Pero también imaginándonos un mundo futuro muy lejano del nuestro, con sus guerras y conspiraciones, estamos hablando del nuestro, aunque con un lenguaje y un punto de vista distinto.

Esperemos que, a pesar de algunos indicios preocupantes, al género le queden muchos años de vida. A fin de cuentas, la realidad casi siempre supera a la ficción y vamos a seguir necesitando especulación para los múltiples retos que se nos plantearán en el futuro.