13 julio 2020

Correlaciones: La vieja Europa


Dentro del subgénero de catástrofes, en la ciencia ficción a menudo se especula sobre qué pasaría si en una zona densamente poblada, como en la mayor parte de Europa, se produjese un evento natural catastrófico.

Habitualmente se piensa en el impacto de un meteorito, en un gran terremoto o incluso un accidente no natural (una explosión atómica), pero ahora parece que tenemos que preocuparnos -un poquito- por una posible erupción volcánica en el corazón de la Vieja Europa.

Al parecer, cerca de la región alemana de Eifel, cerca del Benelux, en la zona subcortical, se ha detectado una cierta actividad prevolcánica. De momento no es nada serio y podría ser que no pasase nada especial durante siglos o milenios. Pero la posibilidad existe. Y la cosa tiene su miga, porque se trata de una región bastante poblada.

De hecho, en la superficie, se encuentran los “maars”, unos lagos circulares de origen volcánico, originados algunos de ellos hace tan “solo” 13.000 años, por erupciones volcánicas bastante virulentas, del orden de la del Pinatubo (Filipinas, 1991).

De meteoritos ya hemos hablado otras veces. En Tunguska hubo un evento de este tipo (meteorito, cometa, lo-que-sea, los científicos no lo tienen claro) a principios del siglo XX, y recientemente (2013) en la región rusa de Cheliábinsk, al sur de los Urales, por suerte poco habitada, hubo un impacto meteórico que causó múltiples daños y cuya caída fue filmada por diversas cámaras.

En el libro Atlántida (2010), de Javier Negrete, se nos alertaba sobre la erupción de una serie de supervolcanes en diversas partes del globo, con las terribles consecuencias personales, sociales y económicas que ello podría comportar.

Tal vez en un futuro próximo, Europa se vea sacudida por algún fenómeno natural catastrófico. No estamos en absoluto exentos de ello. Sería bueno tener planes de contingencia por si sucede y que no nos pase como con la pandemia, que nos coja a todos desprevenidos.