05 noviembre 2020

ET y el giro copernicano

Hemos hablado en múltiples ocasiones sobre la posibilidad de encontrar vida alienígena desde la Tierra. Incluso vida inteligente. La búsqueda de exoplanetas y proyectos como el SETI son buenos ejemplos de ello.

 

Pero podemos realizar un giro copernicano y cambiar radicalmente el punto de vista: ¿desde dónde podrían detectar unos hipotéticos alienígenas inteligentes la presencia de vida en la Tierra desde sus respectivas posiciones?

 

Esta es la pregunta que ha querido responder Lisa Kaltenegger, directora del Instituto Carl Sagan de la Universidad de Cornell (USA) y Joshua Pepper, físico de la Universidad de Lehigh. Según sus cálculos hay a nuestro alrededor cerca de 1.004 sistemas estelares desde los que los alienígenas podrían estar observándonos a distancia.

 

Esos sistemas se encuentran en nuestra visual y desde ellos podrían detectarse rastros bioquímicos característicos de la vida de nuestra atmósfera, como es la presencia de oxígeno, por ejemplo.

 

Todas esas estrellas se encuentran en la secuencia principal (véase diagrama de Hertzsprung-Russell) y la más alejada se encuentra a 300 años-luz de nosotros, mientras que la más cercana está a “solo” 28 años-luz.

 

¿Podrían ojos (facetados o no, saltones o no) estar observándonos desde la distancia y preguntándose si hay vida en ese pequeño punto azul que orbita alrededor de una mediana amarilla que es nuestro Sol?

 

Es otra manera de plantearse la eterna pregunta. Y como no, también podríamos preguntarnos en el caso de que existiesen y nos estuviesen observando, qué intenciones albergarían hacia nosotros: total indiferencia, curiosidad, avidez, odio, amor, molestia… O tal vez seamos totalmente incapaces de imaginárnoslo.

 

Desde luego, mucho me temo que serían bastante diferentes de nosotros, caso de existir. Nunca he creído en los “hombrecillos de Roswell” ni en ninguna clase de “hombrecillos”, ya puestos. La evolución funcionaría igual en todo el Universo, pero ello no quiere decir que haya producido los mismos resultados.

 

Si algo sabemos de la evolución es que su principal motor es el azar. Si existiesen, dudo que se pareciesen en nada a nosotros. Eso si no han evolucionado ya hacia formas totalmente inimaginables para nosotros.