Buenos días, Dave. ¿Quieres una pastillita?
De siempre me ha
interesado muchísimo la etimología, esa disciplina del saber que estudia el
origen de las palabras. Y hay una nueva palabra en el mercado: la
halicina.
La halicina es el nombre
que se le ha dado a un nuevo antibiótico, inspirándose en HAL, el ordenador
psicótico de 2001. Una odisea en el espacio (2001.
A Space Odissey, 1968), de Arthur C. Clarke.
Al parecer, dicho antibiótico
ha sido descubierto gracias a un algoritmo de inteligencia artificial del tipo
deep learning y parece ser que se trataría de uno de los
antibióticos más potentes que se conocen, lo que es una muy buena noticia en
estos tiempos que corren de resistencias bacterianas a dichas substancias.
Curiosamente, HAL no se
dedicaba a estas cosas. El ordenador de ciencia ficción que debía dedicarse,
entre otras cosas a descubrir tratamientos médicos, por ejemplo, era
Proteus, que aparece en la película El engendro
mecánico (Demon Seed, 1977), que por desgracia
acaba desbarrando de manera bastante lamentable por otros derroteros.
Es evidente que una de las
aplicaciones más interesantes de la inteligencia artificial es el diseño de
fármacos y hay muchas técnicas que se están explorando que pueden aplicarse a
ello, como es el caso de los algoritmos genéticos y otras similares.
Veremos cómo afecta a todo
esto la entrada en escena de la esperada computación cuántica. No sé si un
futuro HAL o Proteus serán los responsables del descubrimiento de una vacuna
contra el cáncer, por poner un ejemplo, pero posiblemente, ayudarán.
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