03 octubre 2006

Nuevos materiales

Una de las cosas que todavía me sorprende en las narraciones de ciencia ficción son los materiales indestructibles. Porque, vamos a ver, ¿de qué está hecho un material indestructible? ¿Cómo se justifica físicamente?

Los relatos de ciencia ficción rara vez tratan de hallar una explicación coherente con las leyes que conocemos del Universo. Lo presentan como un misterio insondable y ahí se queda. Como los viajes hiperespaciales que violan la teoría de la Relatividad de Einstein o los escudos de energía, vete tú a saber de qué están hechos.

Un ejemplo clásico de ente fabricado con un material indestructible es el monolito del 2001, Una odisea en el espacio, de Arthur C. Clarke: el Gran Zagadka. También de Clarke, concretamente de Las fuentes del paraíso es el increíble material con que está construido el ascensor orbital, liviano a la vez que resistente.

En la misma línea que los anteriores tenemos el hilo shiga de Dune (Frank Herbert), especialmente resistente a la tracción y otros muchos monofilamentos virtualmente irrompibles y afilados como un láser.

Un ejemplo más reciente lo encontramos en la esfera de Camuflaje, de Joe Haldeman, que parece resistente a todo lo que se le ponga por delante.

La verdad es que vivimos una época interesante en lo que respecta a los nuevos materiales. Tal vez no seamos capaces de conseguir todavía algunos de esos materiales que la ciencia ficción presenta con tanta naturalidad, pero no es menos cierto que si hace sólo cincuenta años nos hubiesen hablado de los materiales de que disponemos hoy día, no nos lo habríamos creído.

Algunos habrían sonado a tan fantástico como los increíbles materiales de la ciudad de Diaspar, de La ciudad y las estrellas (Arthur C. Clarke). Aunque, a veces, los materiales más clásicos son los que mejor funciona. Y si no, me remito al maravilloso escudo protector a base de hielo de la nave de Cánticos de las lejana Tierra, también de Clarke.