02 septiembre 2006

El Cid campeador de la ciencia ficción

¿Extraño título, no? La verdad es que hay una serie de autores de ciencia ficción y de fantasía, o mejor debiera decir ex-autores, porque están muertos, que siguen ganando batallas después de muertos. En su caso, se trata de escritores que, no hartos con ser prolíficos en vida, siguen siendo la mar de productivos después de muertos.

Quienes mejor entendieron el negociete que representaba seguir produciendo post-mortem fueron los herederos de Isaac Asimov, a saber su viuda Janet Jeppson y sus hijos. Así, incluso en vida de Asimov, comenzaron a aparecer una serie de libros-franquicia, como los de Robot city y posteriormente los de Robots en el tiempo, que poco tenían que ver con el Buen Doctor, pero que generaban pingües beneficios.

Este fenómeno fue seguido con una serie de novelas escritas por Robert Silverberg basadas en relatos y novelas cortas de Isaac Asimov, tales como Anochecer que, si bien tienen una cierta calidad literaria (cosa que no se puede decir de las anteriores franquicias), por Silverberg es mucho Silverberg, no deja de ser un cierto timo.

Ya habíamos hablado en este blog de otro de los grandes explotadores comerciales de su nombre, en este caso, sin necesidad de morirse: Arthur C. Clarke, con las series de novelas de Rama (cuatro en total) y las de Venus Prime (seis). No quiero ni imaginarme qué legado literario suculento dejará a sus sucesores cuando fallezca.

Pero lejos de ser un fenómeno agotado o puntual, la verdad es que esta oportunista y un tanto filibustera estrategia es algo más que una moda pasajera. Brian Herbert, hijo de Frank Herbert (Dune), en colaboración con Kevin J. Anderson nos han obsequiado con un montón de precuelas a los hechos relatados en Dune.

No contentos con el negociete que se han montado, ahora han aparecido casualmente unos papeles con la trama y los personajes profusamente detallados de lo que debía ser el final de la serie de Dune. ¿Se imaginan que va a suceder? En efecto, acertaron: Herbert y Anderson van a escribir el final de la saga de Dune, según san Herbert.

Y es que el negocio parece ser que da para bastante. El nombre, vende y hay que aprovechar al máximo. Incluso el sacrosanto Heinlein -o mejor dicho, sus herederos- entran en el juego. Spider Robinson ha escrito una novela a partir de unas notas dejadas por Heinlein de una novela que no llegó a concluir (Variable Star).

Por supuesto, todos estos productos se venden bastante bien. Normal, cuando uno ha estado toda la vida leyendo cosas de Clarke y de Asimov, o de Herbert y Heinlein y el autor llega al final de sus días, no nos vamos a detener ante una minucia como es la muerte. La rueda del negocio supera ese problemilla de nada gracias a escritores con pocos escrúpulos, pero ávidos de dinerillo.

En la fantasía, algo parecido ha sucedido con Tolkien y El Señor de los Anillos. Véase la cantidad de libros que ha escrito el hijo de Tolkien a partir de las notas de su padre. Eso por no hablar del inconcluso El Silmarillion. Vaya, que en todas partes cuecen habas y en mi casa, a calderadas.

4 Comments:

At 11:37 a. m., Blogger Javier Cantero said...

Y se te olvida el pobre Walter M. Miller... (San Lebowitz y la mujer caballo salvaje).

 
At 11:41 a. m., Blogger Yarhel (Enric Quílez) said...

O las infames 3 B's y la nueva Trilogía de la Fundación...

 
At 3:35 p. m., Blogger Fum said...

vaya gilipollas... publicar sus últimas ideas tal y como las apuntó puede ser polémico, pero ¿aprovecharse de un buen escritor muerto para escribir un libro?

 
At 12:22 p. m., Blogger Jean Mallart said...

Fum... ¿Con "buen escritor" no te referirás a Herbert, no? :-)))

Sin ánimo de iniciar un flame, Herbert sólo tiene una novela buena: "Dune", y todas las demás van desde lo pasable hasta lo infumable, pasando un montón de veces por lo mediocre. Y lo dice uno que se las ha leído casi todas (menos "El cerebro verde", que sigue en The Pila).

Saludos.

 

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