20 noviembre 2008

Dinosaurios y mamuts

La ficción suele quedarse corta ante la realidad, con frecuencia. La prensa anuncia en grandes titulares que se ha conseguido secuenciar, por vez primera, el genoma de una especie extinguida. Se trata del mamut.

Hace tiempo que existen varios proyectos cuya finalidad última es poder recuperar un animal extinto como es el mamut. No es una mala elección. A diferencia de los espectaculares (y temibles) dinosaurios, es posible encontrar todavía en la tundra, muestras congeladas de tejidos de mamuts, mientras que los dinosaurios están tal vez demasiado alejados en el tiempo.

Por otro lado, recuperar un mamut no ocasionaría, en principio, grandes problemas. A pesar de sus grandes dimensiones, no deja de ser un elefante grande. Las diferencias genómicas entre un mamut y un elefante son bastante menores que entre un humano y un chimpancé.

Ello ha despertado la esperanza de obtener un embrión de mamut por ingeniería genética e implantarlo en el útero de una elefanta para que lo gestase. La cosa está todavía muy en ciernes, pero la posibilidad real de recuperar una especie extinta muy llamativa está al alcance de la mano.

Muchos nos preguntamos por qué se dedican tantos esfuerzos de recuperar una especie extinta mientras que estamos dejando que se extingan tantas otras especies. No obstante, una cosa no quita la otra y si es posible recuperar los mamuts, tal vez sea posible recuperar otras especies de desaparición más reciente o futura.

Como en la novela del recientemente desaparecido Michael Crichton, Parque Jurásico, tal vez dentro de unos años podamos visitar zoológicos de especies extinguidas, parques en los que convivan mamuts, mastodontes, dodos, tigres diente de sable, cuagas, tilacinos, tarpanes y megaterios.