18 septiembre 2006

Correlaciones: De lo que se come se cría

Leo en prensa que "Supercerdos" y "superpollos" alimentarán a la población china, mediante la clonación de animales.

Resulta interesante el comentario de que "la carne de estos animales será comestible sin ningún problema" (¿por qué debería haber problemas? ¿sólo por el pequeño detalle que sean engendros de la manipulación genética?).

Tampoco debería extrañarnos excesivamente la noticia: China es uno de los mayores productores de transgénicos (un 5%), aunque queda lejos del 60% de los Estados Unidos o el 20% de Argentina.

Cuando leo estas noticias no puedo evitar reflexionar sobre lo que comemos y sobre el tratamiento que le ha dado la ciencia ficción a estos temas. Sin entrar en detalles más o menos escatológicos (¿se acuerdan de las galletitas Soylent Green?), tenemos ejemplos para dar y tomar.

Uno de los más neutros son las fábricas CHONs de la serie de Pórtico, en que toda la comida es producida mediante síntesis química a partir de los principios inmediatos básicos basados en moléculas que contienen carbono, hidrógeno, oxígeno y nitrógeno (de ahí lo de CHONs).

En un plano más humorístico, casi rozando el humor negro tenemos tres maravillosos ejemplos de la literatura de ciencia ficción que nos hablan y alertan sobre lo que comemos.

Por un lado, la famosa gallina descrita por Frederik Pohl y Cyril Kornbluth en Mercaderes del espacio, una especie de masa informe monstruosa, precursora de los peces sin espinas o de los pollos sin cabeza.

En El restaurante del fin del mundo, Douglas Adams nos presenta una vaca que quiere convertirse en bistec y que es ofrecida a los comensales, de la misma manera en que en ciertos establecimientos uno puede seleccionar el pescado que desea consumir a partir de las muestras de una pecera. Merece la pena el libro sólo por la delirante conversación entre la vaca y los futuros comensales.

En un tono más polémico y plenamente inmerso en el humor más negro, tenemos "MacDonald tenía una granja" de Mike Resnick. El relato nos presenta un futuro en que los problemas nutricionales de la humanidad han sido solucionados gracias a una especie transgénica de alto valor calórico. Pero, por desgracia, no todo es tan perfecto como parece y los animalitos en cuestión parecen presentar unas cualidades más que notables. Y no digo más, para no estropear la sorpresa.

Finalmente, no me gustaría olvidarme de "Buen gusto" de Isaac Asimov, en el que nos presenta un futuro de gourmets en que todos los aromas son obtenidos sintéticamente a partir de aromas y en el que la posibilidad de comer un producto que haya crecido en la tierra, de origen natural, es considerado como completamente repulsivo.

¿No nos estamos acercando cada vez más a esa sociedad? Quien haya comido alguna vez una manzana directamente del árbol y lo compare con el sabor que tiene una manzana de las que se venden en los comercios sabrá a qué me refiero...