11 enero 2007

La calculadora de Antikitera: el Pre-Steampunk

Últimamente se han publicado en nuestro país algunas obras del que podríamos llamar subgénero steampunk, es decir, una especie de cyberpunk primitivo basado en la máquina de vapor y en ordenadores anteriores a la era electrónica.

Algunos ejemplos son: La máquina diferencial de William Gibson y Bruce Sterling, en la línea del steampunk o, más propiamente sobre usos alternativos de los ordenadores, En el país de los ciegos de Michael Flynn.

Generalmente, estas obras describen universos alternativos en los que la historia ha sido diferente de tal y como la conocemos debido al uso de estas nuevas tecnologías. Pero la realidad tiene la tozuda manía de ser más fantástica que buena parte de las invenciones del fantástico.

Sabemos, por ejemplo, que el desarrollo de la ciencia empírica no es demasiado viable sin la existencia de mecanismos precisos de medición, sobre todo del tiempo.

Nuestra historia comienza hace casi cien años, cuando unos buzos exploraban un naufragio frente a la isla de Antikitera. Éstos encontraron una caja rota de madera y bronce que albergaba más de 30 engranajes de un total de 80 piezas. Los científicos han estado estudiando desde entonces dichas piezas y han llegado a una sorprendente conclusión: se trata de los restos de una primitiva calculadora-computadora de más de 2.000 años de antigüedad.

El mecanismo original era capaz de seguir los movimientos de algunos cuerpos celestes como la Luna y el Sol con notable precisión, podía predecir eclipses e incluso tenía en cuenta la órbita irregular de la Luna. Es posible que también hubiese sido utilizado para seguir el movimiento de los planetas conocidos por aquel entonces.

Esta tecnología, de origen griego, parece sugerir que nuestros antepasados culturales estaban mucho más avanzados de lo que podría suponerse en un principio y que la creencia general de que los griegos no estaban en absoluto interesados en la tecnología, no es tan absoluta como pudiese parecer en un principio.

La calculadora en cuestión no pudo ser igualada en precisión hasta más de mil años después, lo que da cuenta de lo notable del dispositivo.

Tal vez algún escritor se atreva a especular sobre la calculadora de Antikitera, sobre lo que hubiese sucedido si estos dispositivos se hubiesen desarrollado siglos antes de nuestra época tecnológica. Recordemos, no obstante, que la máquina de vapor ya fue inventada por los griegos también, aunque nunca se les ocurrió que podía ser utilizada como algo diferente a un juguete. A fin de cuentas, los esclavos que realizaban el trabajo bruto eran lo suficientemente baratos y abundantes en su época.

Quizás alguien pueda ver en la calculadora de Antikitera un eco de la tencología perdida de los imaginarios atlantes o váyase a saber de quién, pero en todo caso nos demuestra por enésima vez que la realidad supera casi siempre a la ficción.