13 marzo 2006

Correlaciones: El lenguaje y lo que vemos

Según un estudio de Universidad de California en Berkeley y la Universidad de Chicago, el lenguaje que hablamos afecta a la mitad de lo que vemos. Concretamente, el lenguaje afecta a la percepción en la mitad derecha del campo visual, que está controlada por el hemisferio izquierdo de nuestro cerebro.

Desde hace años que existe una cierta polémica en si el lenguaje puede influir en cómo percibimos el mundo y hasta qué punto. Así, los hablantes de lenguas que tienen muchas palabras para distinguir tonos parecidos de color, parecen realmente distinguir más colores que aquellos hablantes de lenguas con menos palabras diferenciadoras.

Y no sólo es una cuestión de cantidad, sino de calidad. Así, por ejemplo, los hablantes de inglés tienen tres palabras (igual que nosotros) para designar al gris (grey), al azul (blue) y al verde (green), mientras que otras lenguas, como el gaélico, sólo tienen dos: una para el azul-verde y otra para el azul-gris (gwyrda y illwyd).

Ahora, estos estudios parece que empezarían a aportar pruebas a favor de las tesis que aseguran que el lenguaje influye en la manera de ver el mundo.

En la misma línea, un estudio del 2005 de la Universidad de Oxford apuntaba a que el lenguaje podía influir en un sentido tan arraigado y antiguo como es el olfato, de manera que determinadas palabras ligadas a objetos fragantes activarían ciertas zonas del cerebro independientemente de las sensaciones sensoriales.

En el mundo de la ciencia ficción, las tesis de que el lenguaje afecta a la percepción o incluso a la conciencia fueron asumidas hace mucho tiempo. Es más: han ido mucho más lejos. Así tenemos obras como Babel 17 de Samuel R. Delany, Los lenguajes de Pao de Jack Vance, Lengua materna de Suzette Haden Elgin o Empotrados de Ian Watson, en esta línea.

Más recientemente, el magnífico relato de Ted Chiang, "La historia de tu vida" (contenido en La historia de tu vida, Bibliópolis) ha ido mucho más allá al plantear un lenguaje que nos permitiría interpretar la causalidad de manera radicalmente diferente.

Por su naturaleza, la ciencia ficción siempre ha tendido a especular y este campo es todavía bastante especulativo, dado que los estudios a favor o en contra de estas tesis son aún muy incipientes.

El futuro nos deparará, probablemente, muchas sorpresas.