23 julio 2020

Darwinismo social en el espacio


Voy a hablar de Babylon 5 y hago una alerta de spoiler. Si no has visto la serie y quieres verla, no sigas leyendo.

En la mítica serie de ciencia ficción Babylon 5, se plantea una curiosa cuestión. En un momento dado del desarrollo de la trama, se produce un enfrentamiento entre dos filosofías antagónicas entre razas “superiores” a la humana a la hora de ayudarlas y guiarlas en su evolución.

Por un lado están los vorlon, que creen en la disciplina y la obediencia ciega. Las razas “inferiores” tienen que someterse a los dictados de los vorlon porque estos saben qué es mejor para todo el mundo. Los vorlon son paternalistas.

Por otro lado, están las sombras. Estas creen en el darwinismo social puro y duro. Consideran que las especies evolucionan gracias a la competencia y a la guerra y que eso es lo que consigue que se desarrollen, aunque sea a costa de dejar por el camino a las menos preparadas o las más débiles. Las sombras son neodarwinistas.

Finalmente, aparece una tercera opción que es la de la cooperación entre todas las razas. Esto está muy en la línea bonista en que vivimos hoy día y no se diferencia demasiado del concepto de la Federación Unida de Planetas, concepto fundacional de Star Trek.

Es cierto, que durante la era Reagan-Thatcher y con el auge del neoliberalismo, la doctrina neodarwinista se extendió hacia la filosofía originando el darwinismo social, que consiste en considerar que solo tienen derecho a sobrevivir los más fuertes.

De hecho, Darwin no dijo nada de esto. Él hablaba de la “supervivencia del más apto”, de aquel que estuviera más adaptado al medio. No del “mejor” ni del “más fuerte”, conceptos bastante discutibles, dada su arbitrariedad.

Actualmente, el darwinismo social no está demasiado bien visto, lo que demuestra que una doctrina que en un determinado momento parece impregnarlo todo, acaba arrinconada cuando pasa de moda y, a lo mejor, vuelve a resurgir más adelante inesperadamente.

Hoy día se impone el concepto de “cooperación”. La especies “coevolucionan” unas junto a las otras. Y en lo social, es evidente que esta idea tiene muchos adeptos, aunque aún quedan algunos restos de los irreductibles neocons.