30 diciembre 2005

Asimetrías

Una curiosa asimetría que se da en el mundo de la literatura fantástica es la relativa escasez de relatos de fantasía que existen, sobre todo en comparación con la abundacia de relatos de ciencia ficción o incluso de terror.

El relato de ciencia ficción es bastante natural en el género. Durante muchos años, lo que escaseaban eran las narraciones largas en formato novela, mientras que los relatos, promocionados por las revistas, estaban por doquier. Algunos, fueron recopilados en fix-ups, antologías y recopilaciones y, posteriormente, surgieron de manera más frecuente las novelas, hasta llegar al día de hoy en que son omnipresentes: cuanto más largas mejor y si puede ser, con largas series de secuelas.

En cuanto al terror, la historia clásica de miedo rara vez es demasiado larga. Muchos cuentos clásicos son cercanos al terror sobrenatural si no es que invaden claramente ese campo, incluso sucede así con algunos cuentos infantiles. Baste mirar simplemente en nuestra geografía para ver la enorme cantidad de cuentos relacionados con asustaniños (el tío Camuñas, el coco, el hombre del saco, el sacamantecas...).

En cambio, la fantasía moderna se da en buena medida en formato novela, generalmente extensa. ¿Por qué esta asimetría?

Una posible explicación sería que la fantasía requiere crear todo un nuevo mundo y eso conlleva un cierto trabajo explicativo que se traduce en páginas y páginas. Es más, algunos subgéneros fantásticos como la fantasía épica llevan implícitas grandes historias que no pueden ser narradas en formato breve.

Pero decir esto sería una verdad a medias. Muy conocidos son los relatos de Fafhrd y el ratonero gris de Fritz Leiber, claramente fantásticos. Y sin embargo, no tardaron en recopilarse en libros y posteriormente llegaron las novelas. Algo parecido ha sucedido recientemente con la saga de Gerald de Rivia de Andrzej Sapkowski.

¿Por qué esta tendencia a novelizar? Yo creo que por varios motivos. En primer lugar, cuando un escritor crea un mundo realmente original, le lleva un importante esfuerzo, por lo que es natural que quiera amortizarlo y la mejor manera suele ser desarrollar novelas en un marco común, antes que ir inventando marcos para cada relato.

Por otro lado, los fans también tienen su relevancia. Cuando un mundo fantástico triunfa, los seguidores quieren más y no se van a conformar con breves relatos: quieren largas narraciones de su mundo favorito.

¿Por qué no sucede esto en la ciencia ficción? La verdad es que también pasa. La serie de las Fundaciones es un buen ejemplo, aunque no es el caso típico. De hecho, cuantos más libros suele tener una saga de ciencia ficción, más abundan los elementos fantásticos, ya que más difícil resulta mantener la coherencia científico-racional del mundo creado sin llegar a callejones sin salida. Así, Dune se vuelve cada vez más esotérico y los últimos libros están mucho más cerca de la fantasía que de la ciencia ficción.

A menos que el mundo ficticio sea de una extraordinaria riqueza inicialmente, es muy difícil que el autor de ciencia ficción pueda extenderlo mediante series de novelas. La excepción es la space opera, que ya no cumple el requisito básico: rara vez es creado sobre una premisa simple que se ha ido ampliando. Generalmente se concibe una enorme diversidad inicial que se va desarrollando a lo largo de las tramas de las diferentes novelas. Tal es el caso de la Serie de Chanur de C. J. Cherryh o la Serie de los Sofontes (Marea estelar, La rebelión de los pupilos, etc) de David Brin.

Otra posible explicación de la asimetría habría que buscarla en la historia: la fantasía moderna arranca sobre todo a raíz del enorme éxito de El Señor de los Anillos, que no era un relato o conjunto de relatos, sino una serie de novelas. Así pues, ya desde el inicio de la fantasía contemporánea está en formato novela.

Por supuesto, hablo de tendencias generales y hay excepciones más que significativas allí donde las fronteras de los diferentes géneros fantásticos se desdibujan, pero creo que ésta puede ser una aproximación al porqué de la poca abundacia de narrativa breve en fantasía.

4 Comments:

At 11:15 a. m., Anonymous Anónimo said...

Hombre, precisamente ahora mismo ocurre todo lo contrario, la fantasía arrasa tanto en novela como en relato y la ciencia-ficción está francamente malita. El año pasado (vaya, el 2005) fui jurado del Rido y la gente escribe ya muy poquita ciencia-ficción. En cuanto al pasado hay un tema claro; la ciencia-ficción es fácilmente clasificable en las librerías, sin embargo, la fantasía siempre ha estado más integrada en el mainstream, de modo que es muy fácil identificar la ciencia-ficción publicada (suele tener una etiqueta bien gorda en portada que así lo indica), mientras que la fantasía resulta más difusa. Y como digo, hoy día no hay más que pasarse por cualquier librería y ver que ahora, que la fantasía (más bien el fantasy y la espada y brujería) también se etiquetan, ha relegado a la ciencia-ficción a un par de baldas más bien perdidas.

 
At 11:23 a. m., Blogger Yarhel (Enric Quílez) said...

Me alegro que así sea. Si se confirma la tendencia, se romperá la asimetría. La verdad es que resultaba un poco raro que hubiese relativamente pocos relatos de fantasía, aunque eso que apuntas de que muchos se diluyen en el mainstream bien pudiera ser una explicación muy consistente.

 
At 2:07 p. m., Blogger Daniel Guajardo (aka Dan Guajars) said...

En Manhattan me tocó visitar una librería con estantes repletos de novelas catalogadas como Ciencia Ficción, pero que eran el 90% Fantasía, con duendes, elfos y humanos luchando por su raza de reyes. Claramente una consecuencia inevitable del estreno del Señor de los Anillos. Me costó encontrar CF entre tanta criatura mitológica.
Novelas de Fantasía hay muchas, la mayoría sor reediciones que aprovechan el "boom" fantasioso, pero lo que no hay son cuentos, o al menos no he visto ediciones de cuentos fantásticos fuera de ezines y fanzines.

 
At 4:01 p. m., Blogger Yarhel (Enric Quílez) said...

Precisamente :)

Creo que la fantasía novelada está en alza. En cambio el relato, que ya de por sí suele estar bastante maltratado, no. Otra cosa es que en España haya ahora una tendencia alcista que favorezca los relatos de fantasía, pero creo más bien que lo que está en alza es la fantasía en su conjunto.

 

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