01 diciembre 2005

Correlaciones: Los pisos patera o de cuando la realidad supera a la ficción

Últimamente se ha puesto de moda la expresión pisos patera para referirse a aquellos pisos ocupados por una gran cantidad de inmigrantes que viven hacinados, a veces en condiciones infrahumanas. Ello convive con el ya endémico problema del precio excesivo de los alquileres de pisos que provocan este fenómeno y también lo agravan más.

En el ámbito de la ciencia ficción, esta temática ha sido tratada ya con anterioridad, aunque generalmente desde el enfoque de la superpoblación por aumento excesivo de la natalidad. En cualquier caso, algo de eso también hay, pues el número de nacimientos se ha disparado en nuestro país, en gran medida debido a que los inmigrantes tienen tasas de natalidad elevadas.

Harry Harrison fue uno de los que ya planteó el problema de ciudades occidentales superpobladas en el relato "Compañeros de piso" (Roommates, 1971), que posteriormente daría lugar a la novela ¡Hagan sitio!, ¡Hagan sitio! ("Make room! Make room!") de la que existe una famosa versión cinematográfica (Soylent Green).

En el relato, la falta de recursos de todo tipo obliga a varias personas de diferentes edades y condiciones a compartir piso, con toda la problemática que ello conlleva. La intencionalidad es claramente pesimista, en especial debido a su final, claramente acusador.

También de Harry Harrison es la historia "Un acto criminal" ("A Criminal Act", 1967) en el que las cosas se llevan aún más lejos. En el mundo descrito en la narración, cuando una pareja tiene más de dos hijos, el estado deja de protegerlos, de manera que si alguien quiere matar, por ejemplo, al marido, puede hacerlo impunemente. Lo curioso es la frialdad con que el estado consiente y hasta alienta esta brutal política de exterminio a fin de contener la población.

En ambas historias hay un nítido trasfondo de crítica hacia la superpoblación y las dos pueden encontrarse en 50 en 50. Medio Siglo de Relatos I publicado recientemente por Minotauro.

Es interesante ver que esto de la superpoblación parecía algo propio sólo del Tercer Mundo, mientras que empezamos a darnos cuenta de que, a media de que éste lo tenemos ya entre nosotros (lo que algunos han bautizado como Cuarto Mundo), sus problemas se extienden a nuestras sociedades osmóticamente.

Tenemos otros ejemplos claros de mundos superpoblados, más o menos enfermos, con más o menos problemas, dentro del ámbito de la ciencia ficción. Un caso es el mundo descrito por Isaac Asimov en sus novelas Bóvedas de acero (The Caves of Steel, 1953) (Bibliópolis) y El sol desnudo (The Naked Sun, 1956) (Plaza & Janés). Otro es el maravillosamente descrito en la película Blade runner, basada en el libro de Philip K. Dick ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? (Do Androids Dream of Electric Sheep?, 1968) (Edhasa).

También John Brunner pinta un mundo futuro superpoblado, poco halagüeño y distópico en su conocida Todos sobre Zanzíbar (Stand on Zanzibar, 1968) (Acervo) o, más recientemente, Cinco días antes de Carlos F. Castrosín.

En cualquier caso, el futuro ya está aquí y, como siempre, la realidad no tardará en superar a la ficción. Esperemos que no...