28 noviembre 2005

El resurgir del dragón

Pues no, no va de La canción de Hielo y Fuego, aunque algún elemento comparte en común: me refiero a China.

Leí hace poco que dentro de una generación (25-30 años), China será la primera potencia económica mundial por delante de Estados Unidos. Lo cierto es que ya es la primera potencia demográfica, una de las principales en extensión territorial y un fenómeno económico único.

Por supuesto que la cosa puede quedarse en un simple bluff y no prosperar tanto como se nos dice, por ejemplo, debido a un envejecimiento de la población. Tampoco creo que Estados Unidos esté dispuesto a dejarse arrebatar la corona de laurel tan fácilmente. Pero todo es posible.

Es curioso que en la ciencia ficción -salvo alguna loable excepción- se haya tenido en cuenta tan poco el despertar del dragón, cuando ya desde Napoléon está anunciándose el fenómeno. Vaya, que no nos pilla de sorpresa. En cierto tipo de cyberpunk encontramos elementos orientales incorporados, pero muchas veces son de origen japonés o del sudeste asiático, más que chino y siempre suelen ser tratados con un toque marginal o underground. Pero parece que los derroteros van por otro lado.

¿No podría suceder que los capitanes de la nave estelar Enterprise se llamasen Chang o Yin y que, por cierto, de Enterprise y de Federación, nada de nada? El anglocentrismo, tan omnipresente en el género podría llevarse un buen portazo en los morros y detrás suyo, toda la cultura occidental, por extensión.

Si uno de los elementos que caracterizan la ciencia ficción o cierto tipo de ella es la especulación, tal vez vaya siendo hora de que los escritores tomen nota de una vez de este hecho consumado y lo trasladen a sus creaciones literarias o, si no, dentro de unos años, el mundo dibujado por ellos sonará tan ridículo como suena hoy día hablar de la extinta Unión Soviética o peor aún.

Parece que los chinos no van a tener muchas manías en el desarrollo de la industria biotecnológica ni se van a andar con chiquitas a la hora de experimentar con todo tipo de tecnologías. El medio ambiente no parece preocuparles mucho y eso de los derechos políticos y de las libertades civiles les suena a arameo. Hay, pues, un enorme filón de temas potenciales a explotar.

Así lo debieron ver los organizadores del Premio Espiral de Ciencia Ficción cuando en el 2004 escogieron como tema para el concurso precisamente "¡China ha despertado!".

En fin, que dentro de poco, nuestros teclados de ordenador podrían sufrir una terrible transformación, al igual que los protocolos de navegación por internet para dar cabida a la emergencia de China, Corea, Japón y del sudeste asiático y de sus respectivos alfabetos. Nada, nada, que pronto saldrán fascículos semanales para aprender mandarín de forma interactiva y programada. Yo, por si acaso, empiezo a practicar con el pincel y la tinta china...