27 septiembre 2006

Algunos enemigos de la ciencia ficción

¿Por qué tradicionalmente la ciencia ficción tiene una cierta mala fama? Sin entrar en las especificidades propias de nuestro país, que tal vez merecerían un artículo a parte, me gustaría remarcar algunos de los más destacados enemigos del género en la cultura occidental.

Los OVNIs y los hombrecillos verdes

A partir de los años cincuenta, en occidente y muy especialmente en los Estados Unidos, se desarrolla una verdadera fiebre por el fenómeno OVNI. Durante mucho tiempo se mantuvo un estado de opinión favorable a la existencia de este fenómeno. Evidentemente, existía una conspiración mundial para ocultar la verdad a la gente y los gobiernos hacían todo lo posible por echar tierra por encima. Los OVNIs estaban por doquier.

Posteriormente, el fenómeno saltó a Europa, en donde se desarrolló muy especialmente en el Reino Unido, Francia y España. Todos conocemos personas que en su día se hicieron famosos con sus libros y que aún hoy día viven del cuento.

Además, los OVNIs no eran simple objetos volantes no identificados. Eran naves alienígenas tripuladas por extraterrestres (o marcianos, en el caso más común), con los hombrecillos verdes como caso paradigmático.

La ciencia ficción obtuvo un cierto rédito de este fenómeno y, ¿por qué no?, se apuntó también al fenómeno. Así, cuando posteriormente éste entró en crisis y la gente fue más reacia a creer en platillos volantes y hombrecillos verdes, la ciencia ficción quedó tocada de muerte. O si se prefiere, manchada.

Aún hoy, es normal encontrar los libros de ciencia ficción al lado de los libros de OVNIs o de pseudociencias.

Otro problema es que, en cierta manera, muchas novelas de ciencia ficción y muchos libros de OVNIs trataban de lo mismo. Pero mientras los primeros lo hacían desde la ficción y en clave especulativa, los segundos lo daban por cierto y querían hacer creer a todo el mundo en su verdad.

Pero eso son detalles y el demonio está en los detalles. No todo el mundo tiene suficiente discernimiento para captar el importante matiz diferencial que existe entre un libro sobre platillos volantes y uno de ciencia ficción.

Es más, en España, algunos ufólogos (estudiosos del fenómeno OVNI), como Antonio Ribera o J. J. Benítez, escribieron también ciencia ficción, por lo que la separación se complicó aún más.

Las pseudociencias

Las pseudociencias -con tan poco crédito intelectual como tienen, a pesar de su éxito de público- también contribuyeron a denostar la ciencia ficción. Incluso en obras de escritores racionalistas como Asimov (por influencia de su editor, John W. Campbell), podemos encontrar referencias muy directas a los supuestos poderes paranormales de ciertos individuos.

De hecho, esa es la clave de la novela Segunda Fundación y de muchas de sus secuelas. Y Asimov no, fue en absoluto, un caso único. La telepatía, la telecinesis, la capacidad de prever el futuro, etc., eran recursos habituales en los escritores de ciencia ficción de los años cincuenta y sesenta. Aún lo son en la actualidad en muchos de ellos. Y no siempre se trataba de metáforas para expresar otras cosas, sino que son tomados como cosas posibles.

Las pseudociencias también dañaron a la ciencia ficción hasta cierto punto, ya que mucha gente identificaba el género con un montón de chorradas sin sentido.

Una continuación de este fenómeno se dio posteriormente con el surgimiento de los fenómenos New Age, tan coloridos como diversos, en que algunos escritores de ciencia ficción se inspiraron para crear sus mundos.

La ciencia

Pero es que también la ciencia y la tecnología han perjudicado a la ciencia ficción. Por un lado, muchas personas con formación científica tienden a rechazar todo lo que no sea ciencia ficción hard. Así pues, no es posible construir imperios galácticos mediante naves hiperespaciles, ni existe la telepatía, ni nada que no sea estrictamente científico.

Ello limita mucho las posibilidades de los escritores que, pueden querer utilizar los recursos fantásticos que brinda la ciencia ficción para especular o desarrollar una determinada trama. Así, muchas novelas estrictamente hard son intachables desde un punto de vista científico, pero un asco desde un punto de vista literario.

Por otro lado, la ciencia también tiene sus detractores. La ciencia y su brazo ejecutivo, la tecnología, son los responsables de muchos de los problemas medioambientales que tenemos hoy día. En última instancia la culpa no es de la técnica, sino de las personas que la utilizan. Pero ése es otro de aquellos matices que no todo el mundo es capaz de distinguir.

Predicciones fallidas

Muchos escritores de ciencia ficción han vendido su producto como prospectiva, es decir, como mundos inventados en los que se especulaba sobre cómo sería el futuro para preverlo. Eso está muy bien siempre que las predicciones se tomen con mucho cuidado. Y cuando las predicciones son fallidas, todo el género puede resentirse.

Así, tras la crisis del petróleo, el mundo actual en que vivimos era un mundo hiperpoblado y sin petróleo. No obstante, sigue habiendo petróleo. Tal vez no por mucho tiempo, pero de momento las predicciones más pesimistas no se han cumplido.

Recuerdo que cuando iba al instituto y hablaba de ciencia ficción con un profesor mío, éste me decía que no le gustaba nada el género precisamente por este motivo.

Novelas para adolescentes

Otro de los sambenitos que ha tenido colgados la ciencia ficción es el de que se trata de literatura para adolescentes, en definitiva, para gente inmadura. La gente "seria" no lee "esas cosas". Sólo los jóvenes sueñan con ir a las estrellas o con mundos fantásticos. El resto de los mortales se tienen que preocupar por pagar la hipoteca.

No obstante, esos mismos "adultos", después consumen toneladas de literatura escapista que, disfrazada de literatura "seria" no es muy diferente de las novelas para adolescentes.

Muchos escritores de ciencia ficción han escrito novelas para jóvenes. Ello ha hecho que mucha gente no supiese diferenciar en un determinado autor entre las novelas para adultos y las destinadas a públicos más juveniles. Es la cuestión de matiz que hemos notado ya anteriormente.

Un par de ejemplos: Asimov, con su serie de novelas Lucky Starr o Robert A. Heinlein con sus muchas novelas para adolescentes (algunas de las cuales son estupendas, por cierto).

Todo suena a magia

Si bien no es fácil trazar una barrera clara entre la fantasía y la ciencia ficción, creo que intuitivamente todo el mundo tiene un concepto más o menos bien definido de dicha frontera, aunque no exista un consenso total.

Por ejemplo, si hay magia, en principio es fantasía, no ciencia ficción. Pues bien, parece ser que el matiz es demasiado complejo para la mayor parte de la gente, en especial para los ajenos al género.

No es raro encontrar series de televisión en que se combinan elementos de ciencia ficción con elementos claramente de fantasía. Un ejemplo, Smallville.

Literatura de género

Por si todo esto fuera poco, la ciencia ficción es, además un género y mucha gente "seria" no lee género, pues es sinónimo de western, novela erótica o novela negra y no todos esos géneros están lo suficientemente prestigiados entre el gran público.

El cine de efectos especiales

Uno de los últimos lastres que ha caído sobre la ciencia ficción ha sido Hollywood, quien se ha aficionado extraordinariamente a realizar producciones de ciencia ficción, en películas carísimas, en general con malos actores, muchos efectos especiales y vacías de contenido.

El equivalente de las películas de romanos o de las películas del oeste, pero llevadas al futuro. Desde luego no hablo de algunas obras maestras como 2001. Una odisea en el espacio o de Blade runner. Pero si hacemos un rápido listado a las películas de ciencia ficción que recordamos, la mayoría cumplen estos requisitos.

Para más inri, de muchas de las películas se ha realizado una versión novelada, cuando la película no estaba inspirada en alguna novela, que casi siempre suele ser superficial, burda y destinada como producto de consumo masivo.


En definitiva, parece que la ciencia ficción tiene muchos enemigos. Pero posiblemente el mayor de ellos sea la devaluación en que parece haber entrado en los últimos tiempos. No abundan autores rompedores e iconoclastas que traten de derribar muros y propongan sugerentes e innovadoras tesis.

El conformismo está muy premiado económicamente. No interesa construir novelas que hagan pensar o que nos obliguen a revolvernos incómodos en el sofá. Es mejor algo ligerito, escapista y que venda bien. A ser posible, que sea suficientemente neutro como para venderse en cuantos más países, mejor.

Esta tendencia es tal vez la más demoledora de todas. La que puede hacer que los lectores se cansen de leer ciencia ficción y se refugien en los clásicos o en otras ramas de la literatura. O que incluso la abandonen.

Muchos escritores más o menos transgresores han abandonado el género. Un ejemplo a nivel internacional: Thomas Disch. Un par de ejemplos en España: Elia Barceló y César Mallorquí. Incluso algunos escritores reconocidos tienen problemas para que les publiquen obras especialmente transgresoras.

La ciencia ficción se refugia en space opera más o menos intrascendentes o en ucronías que permiten vender la novela también como de carácter histórico, con un mercado mucho más jugoso.

O simplemente, el escritor se decanta hacia la fantasía, en donde los prados son todavía más verdes y los pastos más jugosos.

1 Comments:

At 5:07 a. m., Blogger Vernika said...

Del genero de la ciencia ficcion un libro que me lleno de placer al leerlo fue la Cuarta Cripta, Permite entender varios fenomenos que seceden.

 

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