17 febrero 2020

Menos que un píxel


Como me hizo notar un amigo, el 14 de febrero del 1990, hace ahora 30 años, la sonda Voyager 1, a petición del conocido científico y divulgador, Carl Sagan, tomó una fotografía de la Tierra desde más de 6.000 millones de km de la Tierra (unas 5,5 horas/luz), en la que aparecía como algo menos de un píxel. Esta fotografía fue bautizada como “un punto azul pálido” (”A pale blue dot”) y dio nombre a un libro del propio Sagan, en el que examinaba la historia de la especie humana y la ponía en una perspectiva cósmica.

Algo histriónicamente, como solía ser habitual en Sagan, este decía que todo cuanto había acontecido en la historia: todas las batallas, auges y caídas de imperios, historias mayores y menores, todos los inventores, generales, reyes y personas de a pie, todo cuanto la especie humana ha vivido, ha sucedido en ese pequeño punto azul pálido, flotando en la inmensidad del Cosmos, como un pequeño átomo de piedra.

Hay que reconocer que da una perspectiva única de la Humanidad y de la Tierra y que nos empequeñece de una manera inimaginable. Eso es todo cuanto hemos sido y somos, aunque tal vez nuestro futuro no esté estrictamente circunscrito a este punto azul pálido. Como mínimo, hemos llegado a la Luna, aunque esta ni se distingue en la fotografía.

Supongo que una hipotética nave alienígena que entrase en nuestro Sistema Solar nos vería así: como algo insignificante. Y no digamos ya cómo nos verían desde distancias mayores, como por ejemplo, desde otro sistema estelar.

Aún así, hemos sido capaces de detectar planetas extrasolares, así que la Tierra debería ser detectable también desde grandes distancias dentro de nuestra galaxia por una supuesta civilización lo suficientemente avanzada.

De momento, nos tendremos que conformar con esta maravillosa fotografía que pone nuestro hinchado ego en su sitio.