28 mayo 2007

Sufragio universal

Acabamos de salir de unas elecciones locales y tras la contienda, a parte de las reflexiones políticas que cada cuál decida sacar, me gustaría hablar de elecciones y ciencia ficción.

El tema ha sido tratado en bastantes relatos y novelas del género, pero destacaré solamente unos cuantos casos que encuentro significativos. El primero de ellos es un clásico: el relato ”Franchise” (“Sufragio universal”) de Isaac Asimov. En este relato se explota uno de los elementos favoritos de los estadounidenses: la predictibilidad de las estadísticas.

Básicamente, el relato describe un mundo en que el Presidente es elegido por un solo elector, que debe contestar a una serie de preguntas diversas formuladas por el gran cerebro electrónico gobernante: Multivac. Éste, es capaz de deducir a quién prefiere como presidente la gente a partir de este ciudadano ultrarepresentativo.

En Estados Unidos es muy frecuente especular acerca de las posibilidades de tal o cuál candidato en función de los resultados de un determinado estado. En España, por ejemplo, se suele utilizar la población de Almendralejo como representativa y algunos partidos políticos son capaces de conocer el resultado casi exacto de una votación a partir de los sondeos en una serie de poblaciones muy representativas.

“Franchise” no hace sino explotar este tópico y llevarlo hasta sus últimas consecuencias, basándose en el principio de economía: ¿para qué gastarse el dinero tontamente en unas costosas elecciones si es posible deducir el sentir mayoritario de la nación a partir de un solo individuo? Una curiosa desviación de la democracia y del sufragio “universal”.

Otros escritores, como Arthur C. Clarke proponen un sistema de elección de candidatos verdaderamente original. En Cánticos de la lejana Tierra, el presidente es elegido por sorteo aleatorio.

Algo parecido sucede en Lotería solar de Philip K. Dick, aunque con tintes bastante diferentes.

Finalmente, Robert A. Heinlein, proponía en su Tropas del espacio un sistema político basado en la Roma clásica por el que sólo tenían derecho a voto los ciudadanos, esto es, aquellas personas que hubiesen realizado el servicio militar.

Por supuesto, la ciencia ficción nos ofrece muchos más sistemas de gobierno y métodos de elección que éstos, pero he recalcado los que me parecían más cercanos a nosotros culturalmente.