10 agosto 2020

Cadáveres en el armario

En las novelas y series de ciencia ficción, y en muchas otras de corte político, es frecuente que aparezcan sociedades o instituciones más o menos secretas, oscuras, que manejan los hilos del mundo.

 

Este tema, de lo más recurrente en la ficción, tiene un atractivo enorme para la mayor parte de la gente. Como polillas volando ante la llama, muchos de nosotros daríamos lo que fuese por saber qué se cuece realmente en los sitios en donde se toman las grandes decisiones.

 

En Segunda Fundación, de Isaac Asimov, una organización llamada como el título del libro gobierna secretamente la galaxia y la Humanidad, en bien de esta utilizando, por un lado la Psicohistoria, una ciencia todopoderosa que permite predecir estadísticamente el futuro y moldearlo a conveniencia, y por otro, gracias a los increíbles poderes psíquicos de los oradores, los habitantes de la Segunda Fundación.

 

En Star Trek, en varias de sus franquicias, aparece la Sección 31, una entidad autónoma y ultrasecreta del interior de la Federación que se encarga del trabajo sucio que la luminosa y ética Federación no podría llevar a cabo sin caer en terribles contradicciones.

 

En Babylon 5, los minbari han sido gobernados a lo largo de un milenio por un consejo secreto de sabios: el Consejo Gris.

 

En el universo de la Cosintienza, en las novelas Estrella flagelada y El experimento Dosadi, de Frank Herbert, aparece una entidad secreta llamada DeSab: el Departamento de Sabotaje, bastante original, por cierto.

 

En Dune, también de Frank Herbert, existe la Hermandad de las Bene Gesserit, que sin ser secreta, sí que tiene intenciones ocultas y es uno de los responsables de mover los hilos dentro del Imperio.

 

Y como decía anteriormente, no solo en la ciencia ficción aparecen estos clanes y burós secretos. En la serie Scandal, un thriller político norteamericano, aparece el B613, que es una especie de todopoderosa CIA, pero con todavía menos contemplaciones que esta y que es la encargada de vigilar a los vigilantes y de llevárselos por delante, si hace falta.

 

Una de mis sociedades secretas favoritas son los Hombres de Negro, que podréis ver en acción en alguna de las muchas películas que sobre ellos se han realizado. Lo tienen todo: conspiraciones, manipulación, tecnologías increíbles, alienígenas, política…

 

Y he perdido la cuenta de películas, libros y series que hablan de sociedades secretas en el interior de la Iglesia Católica, especialmente en el Vaticano. Una especialmente divertida aparece en la película El gran halcón (1991), protagonizada por Bruce Willis y Andie MacDowell, entre otros y dirigida por Michael Lehmann.

 

Por supuesto, si sois aficionados a las teorías de la conspiración tendréis a vuestros titiriteros favoritos: el Club Bilderberg, los Illuminati, los Masones, los Templarios o hasta los Reptilianos. Podéis escoger: candidatos no faltan.