Pepinos nucleares en el espacio
Al parecer la NASA se está
planteando utilizar la tecnolgía nuclear de fisión para impulsar naves
espaciales. Vaya, dicho en plata, utilizar detonaciones nucleares para
propulsar naves. Esto ya se planteó hace muchos años. El proyecto incluso tenía
un nombre: el proyecto Orión.
La cosa se vio limitada
por dos motivos: uno, que según los acuerdos internacionales, la energía
nuclear está prohibida en el espacio fuera de fines muy específicos, como reactores
nucleares para sondas interplanetarias. Pero nada de fuegos artificiales.
La segunda es que
contamina un montón. Y es peligrosa. Sentarse en una nave que se tira pedos
nucleares no creo que sea una experiencia muy segura ni muy agradable. De todas
maneras, me temo que en caso de necesidad, ambos motivos pueden soslayarse con
relativa facilidad.
En la novela
Ruido de pasos (Footfall, 1985), de Larry
Niven y Jerry Pournelle (por cierto, ligeramente fascistoide, como era de
esperar vista la trayectoria ideológica de sus autores), se utiliza este
procedimiento para impulsar una nave espacial. Esta, incluso despega desde la
Tierra, con el consecuente coste ecológico que ello representa.
Es posible, no obstante,
que el uso que se le diese a la energía de fisión fuese de carácter térmico. Es
decir, que se emplease el calor generado para producir algún sistema de
propulsión.
Por supuesto también
podemos utilizar energía termonuclear de fusión, en el caso de que alguna vez
logremos conseguir la fusión sin necesidad de utilizar un artefacto de fisión
para iniciarla y poder mantenerla de manera sostenida y controlada. Sería la
energía ideal para vuelos más largos. También había un proyecto para esto: el
proyecto Daedalus.
Hay otros proyectos, por
supuesto y ahora parece que la NASA quiere rescatar viejas ideas y reconvertirlas
en nuevas. A mí no me parece muy buena idea utilizar energía nuclear para estos
fines. Ya bastantes disgustos nos ha dado la energía de fusión con fines
pacíficos en la superficie de la Tierra.
Una idea, propuesta por
Isaac Asimov, sería contruir centrales de fisión nuclear en la superficie de la
Luna. En caso de accidente, el riesgo sería mínimo. Al menos hoy por hoy que
está deshabitada, aunque podría conllevar un lastre para generaciones futuras.
Así que lo mejor será dejar las cosas como están y buscar alternativas menos
drásticas, aunque sean más futuristas.
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