17 septiembre 2009

Distrito 9

Acabo de ver una de las últimas novedades de la cartelera cinematográfica de ciencia ficción: Distrito 9. Se trata de una película algo diferente de las típicas películas de marcianitos al uso y presenta un formato peculiar, híbrido entre falso reportaje periodístico y película de aventuras. Esta original combinación, junto con una considerable ensalada de tiros, te mantiene durante toda la película pendiente del desarrollo de los acontecimientos sin estar mirando continuamente el reloj, a pesar de las dos horas de metraje que tiene.

Distrito 9 se basa en una interesante premisa: una nave extraterrestre se presenta en los cielos de una ciudad de Sudáfrica -no Nueva York, no Washington, no Londres, no París- cosa que ya representa una novedad. Lo siguiente es que los alienígenas han perdido a sus líderes debido a una supuesta enfermedad. Esto es lo más oscuro de la trama. Al parecer, se trata de una mente colmenar -como los Borg de Star Trek- que ha perdido a su Reina.

Los aliens, en un lamentable estado de salud y de malnutrición son transportados en masa a tierra y confinados en un campo de concentración en que se mantienen teóricamente aislados de los humanos. Las cosas se complican cuando éstos deciden trasladar a los aliens a otro campo de concentración más alejado de la ciudad sin demasiados miramientos. Para ello, deciden emplear a una corporación privada de mercenarios que no se andarán con chiquitas a la hora de desahuciar a los "bichos", quienes tienen un aspecto similar a una gamba gigante con cara de pocos amigos.

Imposible no establecer un paralelismo entre los aliens maltratados por los humanos y los negros en el régimen de apartheid de Pretoria. El país es el mismo y el trato dado a ambos, similar. Pero la película es bastante más.

Por un lado, vemos como la gran corporación tecnológica regida por blancos ricos y teóricamente cultos no tiene el menor escrúpulo en aplicar técnicas idénticas a la de los nigerianos (negros) e incultos que trafican con armas y con comida de gatos, que trae locos a los aliens. Son los dos extremos de la balanza que, por aquello de ser extremos, se acaban tocando.

Lo demás es más tópico: unos aliens "buenos" e inteligentes que se asocian con el pobre diablo humano que le ha tocado la china, a quien persiguen sus propios excompañeros de corporación para diseccionarlo en vivo y vender sus tejidos al mejor postor, ensaladas de tiros, armas futuristas, un montón de efectos especiales y acción por un tubo.

Además, el final queda abierto a una posible continuación que podría ser bastante interesante por aquello de que tal vez seamos juzgados por cómo hemos tratado nosotros a otras especies relativamente indefensas. El futuro lo dirá.