05 agosto 2008

El péndulo y el tiempo

El otro día estaba pensando en la clásica oscilación del péndulo en la historia del arte entre las formas clásicas y las formas más retorcidas, como la distinción entre arte renacentista y barroco, arte neoclásico y romántico y así sucesivamente. Aunque hoy día, el péndulo parece ir por otros derroteros, me di cuenta que ambos casos tenían algo en común: la inspiración en el pasado.

Durante el Renacimiento, surge en Europa un retorno a las formas clásicas greco-romanas. Posteriormente el barroco intentará volver a los orígenes medievales. Éste dará paso al Neoclasicismo, reacción a los excesos de formas anteriores de arte. Posteriormente, cuando llegue la época romántica, el período histórico en que se fijarán los artistas será la Edad Media. Pero siempre mirando al pasado.

En este sentido, en el siglo XIX y, sobre todo, en el siglo XX, en el arte aparece una tendencia completamente opuesta: la ciencia ficción, que mayoritariamente mira hacia el futuro. Ya sé que hay ciencia ficción del pasado y sobre historias alternativas. El género es algo muy amplio y difícil de encasillar. Pero me reconoceréis que la mayor parte de las obras de ciencia ficción están ambientadas en un futuro más o menos cercano.

En cambio, la fantasía parece beber de fuentes similares a las del arte tradicional, ya sea mirando hacia la Edad Media, su período favorito, ya sea mirando más aún hacia el pasado. En cierta manera, la fantasía y buena parte del terror sobrenatural son claramente deudores del romanticismo.

Si consideramos Frankenstein como la primera obra de ciencia ficción moderna, veremos que también la ciencia ficción tiene un origen romántico, pero escapa rápidamente hacia el racionalismo, ya sea de carácter tecnocientífico, como en Jules Verne, ya sea con componentes político-utópicas, como en H. G. Wells.

No obstante, el péndulo sigue oscilando. Aunque la ciencia ficción tenga un supuesto origen romántico y algunos subgéneros beban claramente en fuentes románticas, como la space opera, con sus héroes y epopeyas, buena parte de la ciencia ficción es claramente especulativa y más o menos racionalista. Se encuadraría más bien en los movimientos cientifistas o positivistas.

No es de extrañar que tras un largo reinado de la razón, el péndulo haya oscilado nuevamente hacia el otro extremo. La ciencia ficción se encuentra en una cierta decadencia, mientras que la fantasía triunfa, al tiempo que van surgiendo nuevas modas y tendencias.