02 enero 2006

Y tras muchos veranos, muere la saga

Ya comenté en algún post anterior las reservas que tengo ante las sagas inacabables de megatochos de literatura fantástica en forma de largas series de libros que no parecen tener fin, pero quiero profundizar en el tema.

Para empezar diré que no es algo nuevo ni mucho menos inventado por la literatura fantástica. Muchas novelas de caballerías e incluso narraciones de épica clásica ya tenían este formato, por no citar los folletines inacabables del siglo XIX.

Pero parece ser que la tendencia actual en la literatura fantástica es ésta. Fuera de ella, se estilan más los libros de autor, es decir, libros de temáticas parecidas con un determinado estilo que le imprimen a las novelas el característico sello del escritor de moda. Serían los llamados autores best-selleros (por utilizar un término muy descriptivo).

Mas en el fantástico, parece que lo que realmente vende son las sagas, cuanto más largas mejor. Una de las que mayor éxito está teniendo es, indudablemente, Harry Potter que, en teoría, no debería pasar de los siete libros, aunque eso está por ver.

Si la saga no puede alargarse porque el autor ha fallecido, se dispone de dos recursos: o bien crear un universo compartido en el que otros escritores continúen las aventuras (como es el caso de la nueva Trilogía de las Fundaciones de los 3 B's) o bien se buscan todos los materiales de deshecho del autor (notas, borradores, bocetos, etc) y se editan libros sobre ellos (como sería el caso de la multitud de libros que el hijo de Tolkien ha publicado sobre El Señor de los Anillos o El Silmarillion).

No hace falta que comente la multitud de libros que se han publicado en la serie La rueda del tiempo o de la Dragonlance.

¿Por qué estas sagas inacabables? ¿Por qué los libros, incluso cuando no son sagas, suelen ser tan grandes que a veces hay que partirlos en varios volúmenes?

Supongo que hay varios motivos. Principalmente, es una cuestión económica muy simple: a más palabras, más dinero para el autor y el editor lo puede vender más caro. Además, si la saga tiene éxito, será una constante fábrica de hacer dinero.

Por si fuera poco, el hecho de ocupar al lector un montón de horas para leer el producto (porque eso es lo que es: un producto comercial) implica que éste no está leyendo otros productos de la competencia (o sea: de otros editores o de otros autores). Y lo que es más importante: se fideliza al lector con un determinado autor y producto.

Las inexorables leyes del marketing no sólo dictan la política editorial, sino también la producción literaria y su formato.

Existe también una cuestión de comodidad: crear un universo más o menos original requiere un esfuerzo notable para el autor y también para el lector, que tiene que asumir un montón de nuevos personajes y normas de acción. Así que, una vez metidos en materia, producir nuevas novelas es relativamente práctico.

Es curioso, por eso, que muchos de los que defienden que las sagas son un producto comercial deleznable (por alguno de los motivos anteriormente expuestos) después no tengan reparos en poner por las nubes alguna de dichas sagas cuando les gustan, como es el caso de La canción de hielo y fuego de George R. R. Martin que, no por el hecho de estar bien escrita y tener una gran fuerza y consistencia interna deja de ser un producto comercial al uso.

2 Comments:

At 2:47 p. m., Anonymous Anónimo said...

No estoy del todo de acuerdo con tu argumentación sobre las sagas interminables. Obvias un aspecto bastante importante, y es que una saga larga permite un desarrollo de personajes y argumental que no permite un simple libro. ¿Que se abusa a la hora de meter volumenes? ¿Que se podría recortar? Pues sí, es cierto, pero yo no creo que CdHyF fuera igual de disfrutable si hubiera metido todo el argumento en un libro. Y claro que es un producto comercial al uso, como el 99% la literatura fantástica y sci-fi que se edita hoy en día.

 
At 4:26 p. m., Blogger Yarhel (Enric Quílez) said...

Parte de razón tienes, pero hay novelas que no pasan de las 300 páginas con desarrollos magníficos de los personajes (como es el caso de Pícnic junto al camino de los hermanos Strugatsky). Naturalmente, si decides poner cien personajes, no te queda más remedio que desarrollar una saga. Otra cosa sería considerar qué fue antes, ¿si el huevo o la gallina? Es decir, ¿hacen falta cien personajes o como hay que rellenar ponemos cien personajes?

Supongo que son diferentes maneras de verlo :)

 

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