12 junio 2023

Correlaciones: El tamaño importa

El paleontólogo Michael D’Emic, principal autor de un estudio que acaba de publicarse en la revista Current Biology, ha postulado que los saurópodos del Cenozoico alcanzaron en hasta 36 ramas evolutivas diferentes, tamaños gigantescos. Parece que el tamaño SÍ que importa.

 

Realmente, no se sabe qué ventajas tiene ser tan gigantesco. Los grandes animales terrestres, en nuestros tiempos, se han extinguido. Quedan las ballenas y los cachalotes en los mares. Pero en tierra, lo más grande que podemos ver es un elefante.

 

En cambio, multitud de dinosaurios gigantes, realmente enormes, poblaban la Tierra primitiva, antes de que un meteorito (o lo que fuese) los hiciese trizas y se extinguiesen.

 

Está claro que el hecho de que la evolución crease estos monstruos en tamaño no una, sino hasta 36 veces diferentes, nos está diciendo algo. También es verdad que las condiciones biológicas y ambientales de aquel momento eran diferentes de las actuales, ¿pero tanto?

 

Mantener un cuerpo gigantesco es una tarea complicada. Deben ingerir una gran cantidad de alimento cada día y son un problema para mantener poblaciones grandes, cosa que también es un problema genético, pues disminuye la diversidad de especie.

 

Pero parece que los creadores de monstruos gigantes, como King Kong o Godzilla, no iban tan desencaminados.

 

La alometría, la parte de la ciencia que estudia los diversos tamaños en los seres vivos y sus consecuencias, nos advertía, por ejemplo, que una hormiga gigante, con su actual “diseño” biológico no era viable en tamaño gigante.

 

Uno de los principales problemas del tamaño es la relación entre el volumen del cuerpo del animal, que es proporcional al calor que puede generar y la superficie de su cuerpo, por la que se disipa ese calor. El volumen crece o decrece con la potencia cúbica, mientras que la superficie, lo hace con el cuadrado.

 

Un desajuste de tamaños hace que un animal pequeño no puede alcanzar el gigantismo sin cambiar radicalmente su estructura interna y viceversa.

 

Curiosamente, es en los oceános donde los monstruos gigantes parecen seguir existiendo. No solo ciertos cetáceos, sino pulpos o calamares gigantes u otros miembros de su familia biológica, pesadilla de navegantes de todas las épocas. Tal vez el hecho de vivir en un medio líquido y sin límites permita estos desarrollos de tamaño que, en tierra, parecen prohibidos ahora mismo.