23 mayo 2021

Canis lupus

Leía hace poco en prensa que los perros han evolucionado junto a los hombres desde la última edad del hielo, hace cosa de 11.000 años. Nuestra historia en común, es bastante extensa, por lo que se ve y es posible que aún lo sea más. La ciencia lo dirá.

 

Ello me recuerda a un divertido meme que corre por las redes sociales en el que se ven dos viñetas: en la primera, un lobo que se pregunta qué malo le podría suceder si se acerca al campamento de los humanos a mendigar unos restos de comida. En la segunda viñeta, con el subtítulo de “10.000 años después” se ve un chihuahua de lo más ridículo.

 

Es cierto que los hombres hemos manipulado el linaje de los perros y que estos tienen una variabilidad morfológica de lo más sorprendente, cosa que los científicos han estudiado pero que aún no se comprendre muy bien. De hecho es posible cruzar un perro salchicha o un fox terrier con un mastín de los Pirineos y obtener un cruce viable, pero a priori, es muy difícil saber qué va a salir de dicho cruce hasta que este se produce.

 

En la ciencia ficción, los perros mejorados artificialmente, especialmente en lo que a su inteligencia se refiere, no abundan, pero están presentes. Quizá el caso más conocido sea Sirio (Sirius, 1944), de Olaf Stapledon, uno de los clásicos de la ciencia ficción.

 

También aparecen perros evolucionados, herederos de nuestro mundo, en el fix-up de Clifford D. Simak, Ciudad (City, 1952), en el que los humanos han desaparecido y han dejado la Tierra para los perros y los robots y de hecho, son considerados poco menos que como seres míticos.

 

Para finalizar, no podemos olvidarnos de “Un muchacho y su perro” (“A Boy and His Dog”, 1969, Premio Nebula 1970), de Harlan Ellison, que es un ciclo de relatos que trata sobre un perro telepático (Sangre) y un muchacho (Vic) que trabajan juntos en un mundo postapocalíptico consecuencia de una guerra nuclear. Curiosamente, aquí el perro es más inteligente que el amo, quien es bastante primario. Fue llevada al cine por L. Q. Jones en 1975 con el título de Un muchacho y su perro.