22 diciembre 2005

Ganando dinero con la ciencia ficción

A veces no me sorprende que escritores de ciencia ficción como L. Ronald Hubbard se montaran el chollo de la cienciología: era mucho más rentable que escribir ciencia ficción. Este tipo de ideas me asaltan cada vez que -por casualidad- descubro en la televisión programas como Cuarto milenio, por no hablar de cosas mucho peores.

¿Para qué hablar de historia o ciencia cuando se puede meter todo en el mismo saco, añadirle una buena dosis de fantasía (o de morro) y obtener misterios milenarios y fenómenos inexplicables que maravillan por doquier?

Eso por no hablar de todo tipo de sectas que pululan por estos mundos de Dios, como los raelianos, cuyas creencias son más propias de una colección de género que no del mundo de las religiones.

¿Por qué nuestros escritores de ciencia ficción siguen empeñados en escribir sobre mundos de fantasía o sobre universos poblados de maravillas tecnológicas o de relatarnos historias en clave cyberpunk?

Nada, nada, a dejarse de tonterías del espacio y a ponerse todos a trabajar para hacerse ricos. ¿Que tu universo está poblado por seres oscuros y lugares mágicos? ¡Pues di que son ciertos, que tuviste una aparición o que un señor de negro te introdujo en los misterios aptos sólo para revelados y escribe un libro! Si no te convence, siempre puedes decir que fueron los extraterrestres que te iluminaron o que tienes una línea directa telepática con ellos y que por un módico precio ellos también podrán conseguirlo. Seguro que entonces sales por televisión en todo tipo de entrevistas y los columnistas opinan sobre ti, hinchándote a vender ejemplares como rosquillas. A lo mejor, hasta te invitan a uno de esos programas de moda en que un montón de gente mediocre se encierran juntos en una casa y les tiran cacahuetes como a los monos del zoo.

Si es que falta imaginación... Con la demanda que hay de literatura esotérica y aún tenemos escritores que prefieren escribir literatura fantástica. ¿Para qué, si eso vende poquito en el país del realismo? Sí, sí, el mismo país que se traga toda las tonterías que emiten los domingos por la noche con una musiquita misteriosa como verdades reveladas porque les son explicadas como si fuesen tontitos y suenan a misterioso. Sí, éste es el país del realismo, el que deplora la ciencia ficción y la fantasía porque son tonterías, pero que después cree en el mal de ojo, en el vidente de turno o en las luces misteriosas de la Santa compaña. Sinceramente, creo que hay algo de este país que no acabo de comprender...