08 marzo 2007

Correlaciones: La ruptura de la realidad

Hay una experiencia que yo denomino “ruptura de la realidad” que consiste en estar viviendo una determinada realidad cuando, de repente, se impone otra muy distinta, con el shock que ello conlleva. La ruptura puede ser meramente cultural, es decir, estar un contexto y saltar a otro muy diferente o ser incluso sensorial, es decir, que todo el marco de referencia de nuestros sentidos entra en disrupción.

Pondré un par de ejemplos de cada uno de ellos. El más simple és la ruptura cultural. Recuerdo que hace unos años estaba viendo la procesión del silencio, recientemente recuperada para Semana Santa en mi pueblo. Bueno, lo típico, un silencio sepulcral conforme iban pasando los pasos. Finalizada ésta, salimos con unos amigos del gentío por un callejón estrecho hasta llegar a una plaza y allí, de repente, nos encontramos con unas drag-queen que estaban anunciando a bombo y platillo una discoteca. La verdad es que el contraste fue muy bestia y me dejó shocked durante unos instantes.

Un ejemplo de ruptura sensorial me pasó en un viaje que hice hace unos cuantos años a las Islas Canarias, concretamente a la isla de Lanzarote. ATENCIÓN: Si no habéis estado y tenéis intención de ir, no sigáis leyendo esto.

La verdad es que la cueva volcánica es espectacular. En un momento del recorrido te llevan al borde de un precipicio bastante notable en el que no hay ni si quiera una barandilla, así que el guía advierte que la gente no se acerque demasiado y piden un voluntario que lanzará una piedra y los demás contaremos cuánto tarda en caer.

Una amiga que me acompañaba (y que ya conocía el secreto) se ofreció con toda la mala leche voluntaria y lanzó fuertemente la piedra a mis pies… y aquí es cuando la realidad se rompe hecha pedazos. Porque de precipicio nada: es un estanque que, debido a la falta total de viento y al fondo de pili volcánica negra es un espejo perfecto que refleja la bóveda iluminada de la cueva y la hace parecer un precipicio.

Nunca en mi vida había experimentado una sorpresa así, como lo constata el notable bote hacia atrás que di mientras mi simpática amiga se desternillaba de risa viendo la cara que ponía así como la posición de mis dedos preparados para contar lo que tardaba la dichosa piedra en caer.

La ciencia ficción ofrece algunos paisajes de ruptura de la realidad similares a los de la Cueva de los Verdes. Uno de ellos aparece en Empotrados de Ian Watson, en que unos niños son sometidos a un retorcido experimento de deformación de la realidad

para ver qué tipo de lenguaje son capaces de desarrollar y qué es lo que sucede cuando la distorsión desaparece.

Pero tal vez el invento más genial para provocar disrupciones sea el famoso simulador de Star Trek: La Nueva Generación y posteriores secuelas, consistente en una sala que mediante proyecciones holográficas y campos de fuerza es capaz de simular cualquier escenario imaginable.

De hecho, el Simulador es uno de los protagonistas recurrentes de la serie y ofrece muchísimo juego argumental. Tal vez uno de los capítulos más interesantes sea uno en que los habitantes de una aldea cuyo planeta está amenazado de muerte son transportados a un planeta similar por la Enterprise, pero para evitar contaminación cultural, se los mantiene recluidos en el Simulador, como si aún siguiesen en su mundo natal.

Naturalmente, algo sale mal y uno de los aldeanos sale del Simulador accidentalmente con lo que acaba descubriendo una verdad tan avasalladora que le es imposible asimilarla completamente, provocando un trágico final.

Tal vez la realidad no sea tan sencilla como aparenta. Algunos autores como Philip K. Dick nos han hecho dudar de ella en múltiples ocasiones con gran maestría. Tal vez sea todo un decorado al estilo de El show de Truman o quizás estemos dentro del simulador de alguna avanzada civilización, como en el relato "Alcanzar Centauri" de Stephen Baxter. Quién sabe…