13 febrero 2006

Una nota halagüeña

Pensando el otro día acerca de la supuesta crisis que atraviesa la ciencia ficción actual, fijé la vista en las estanterías de mi habitación en donde se encuentran las colecciones de este género. Y me di cuenta de que más de la mitad de ellos son volúmenes adquiridos en los últimos cuatro años, en buena medida, ejemplares de primera mano.

¿Qué quiero decir con esto? Pues que no sé si tendría tantos ejemplares de tantos autores diferentes si coleccionase novelas históricas (que también tengo).

A veces habita en nosotros un algo de tremendismo que se nos propaga y tiñe nuestro juicio de oscuros tonos pesimistas. Pero visto lo visto, en los últimos años se ha registrado en España, sobre todo, un renacimiento de las publicaciones de ciencia ficción y fantasía (y no me estoy refieriendo a franquicias).

Así pues, ¿tan negro está todo? Es verdad que hay muchos peros. Es cierto que se editan pocos libros de relatos para mi gusto (Sheckley, Tiptree...), pero creo que es un mal que no afecta sólo a la literatura fantástica. Es verdad que algunos autores -como algunas emblemáticas obras de Silverberg o de Angela Carter- son inencontrables. Y también es verdad que algunas revistas de ciencia ficción han cerrado o han desaparecido en combate pero...

...Pero no está tan mal la cosa. Vaya, que si todo fuese de color de rosa, me tendría que comprar otra casa para guardar los libros y dejar de trabajar para podérmelos leer todos antes de morirme. Pero claro, entonces, ¿de dónde sacaría el dinero para comprármelos?

Seamos, pues, optimistas, que no están tan mal las cosas.