15 diciembre 2021

Están vivos y son muy feos

Hay una curiosa película de ciencia ficción llamada “Están vivos” (They Live, 1988), dirigida por John Carpenter (quien también dirigió “El pueblo de los malditos”, basada en una novela de John Wyndham [“Los cuclillos de Midwich”] o la terrorífica “Christine”).

 

El argumento de la película no por ser simple deja de ser efectista: todas las personas que tienen acceso al poder son, en realidad, extraterrestres camuflados (por cierto, bastante feos) cuya intención es someter y esclavizar a la Humanidad. Por casualidad, el protagonista encuentra unas extrañas gafas que le permiten ver realmente cómo es la gente y aquí es cuando se lía parda.

 

La metáfora de que los políticos, o mejor dicho, los gobernantes son extraterrestres siempre me pareció intrigante. Están entre nosotros, son aparentemente de los nuestros, pero en el fondo no lo son y tienen una agenda propia.

 

¿Estamos de acuerdo? Bueno… en parte sí y en parte no. Es evidente que muchos de nuestros líderes solo procuran por su interés y que no tienen manías en mentirnos y en utilizarnos. Esto es así tanto en las dictaduras como en las democracias, con la ventaja para las segundas, que cuando nos cansamos de sus estupideces, los podemos poner de patitas en la calle.

 

Bueno, es un decir, porque para eso se inventaron los sueldos vitalicios y las puertas giratorias, pero almenos dejan de mangonear y de dar la patita a todo bicho viviente que se les pone delante.

 

Pero tampoco es justo pensar que los políticos son bichos raros. A fin de cuentas y especialmente en las democracias, no dejan de ser un reflejo del pueblo. ¿Que España tiene o ha tenido gobernantes corruptos? Bueno, seguro que solo eran corruptos los políticos, ¿no? El que no aseguraba a la señora de la limpieza de su casa, el que no pagaba el IVA del trabajo del lampista o el que enchufaba a su cuñado en la empresa a dedo no era corrupto, claro.

 

Los políticos, delirios y paranoias aparte, que también los hay, no dejan de ser un reflejo de la sociedad a la que gobiernan. Por eso me parece un poco injusta la metáfora de “políticos extraterrestres”.

 

Tal vez sería más adecuado decir que el poder corrompe. Y que el poder absoluto, corrompe absolutamente, como dijo lord Acton. Eso tal vez sería más adecuado. He podido ver a gente honrada que cuando ha asumido ciertas responsabilidades, ha perdido el mundo de vista. La política práctica, por desgracia, suele sacar lo peor de cada uno de nosotros.

 

La cuestión no es si los políticos son extraterrestres, sino si nosotros tenemos la gafas para verlos como son realmente y no nos las queremos poner. Creo que los tiros van más bien por ahí.