20 marzo 2006

Un fantasma recorre España

Esta semana pasada el titular de un diario inglés comparaba la actitud de los jóvenes franceses con la de los españoles. Resumidamente vendría a ser algo así como: "Mientras los jóvenes franceses se manifiestan para cambiar la sociedad, los españoles se emborrachan (macrobotellón)". De acuerdo, muy demagógico y muy típico de los ingleses el denostarnos de esta manera. Pero por desgracia, también muy cierto.

En otro post ya comentaba la escalofriante similitud entre el mundo descrito en La naranja mecánica y nuestra sociedad, en especial con el mundo de los jóvenes. ¿Qué es lo que está sucediendo?

Para mí no tiene excesiva importancia lo del macrobotellón en sí. No deja de ser una competición boba y absurda, como otra cualquiera. Lo grave es que en muchos lugares esto es la norma. De hecho, parece que la única manera de divertirse para buena parte (si no para la inmensa mayoría) de los jóvenes consiste en drogarse, ya sea mediante el alcohol, ya sea mediante otro tipo de sustancias (marihuana, pastillas, cocaína...).

En fin, lo de siempre. Además, las justificaciones son de lo más sui generis: que si el ocio nocturno es caro, que si el precio de la entrada de las discotecas, que si el precio del alcohol en los establecimientos, etc. ¡Como si antes ir a las discotecas o ir de copas fuese barato y de golpe se hubiese puesto por las nubes! De acuerdo, el euro ha influido, pero no se justifican estas conductas sociales.

Como decía, no veo tan grave el tema del botellón como el hecho de que la juventud esté tan apática que sólo vea las drogas como una opción de ocio más, a veces la única. Aunque también es cierto que no se habilitan ni facilitan muchas opciones para dar salida al ocio de los jóvenes.

¿Por qué hemos llegado a esta situación? ¿Qué consecuencias tiene? ¿Tiene alguna salida? No sé, creo que es un tema suficientemente importante como para que la sociedad en general y los políticos y las familias en particular se lo planteen muy seriamente. Pero no, parece que es mucho más importante hablar de supuestas conjuras del "11-M" o del Estatut. Mientrastanto, los problemas reales del país se enquistan y se vuelven endémicos.