Correlaciones: Second Faith
Leo el otro día en la prensa con bastante sorna, por cierto, que al parecer, los jesuítas creen que deben predicar la fe católica en el mundo virtual de Second Life. Ya tardaban los señores de la cruz en entrometerse y es que parece imposible la existencia de una sociedad en la que los predicadores de turno, sean de la fe que sean, no vengan a vendernos la auténtica fe y demostrarnos que somos unos impíos que vivimos en pecado.
No obstante, hay que reconocer que la cosa tiene su miga. Que
Por supuesto, si tal cosa sucede, pronto clamarán las voces de los de siempre diciendo que Second Life es algo peligroso para el alma humana y que es un invento del Maligno. Y si no, tiempo al tiempo. Lo han dicho de las novelas de Harry Potter, no van a decirlo de esto.
Pero volvamos a la predicación virtual. ¿Qué harán estos modernos defensores de
La literatura fantástica es rica en ejemplos en los que la fe se ha entrometido en los asuntos de otras especies y culturas, generalmente con resultados bastante catastróficos. Uno de mis favoritos es la magnífica novela de James Blish, Un caso de conciencia, aunque no es el único caso.
A veces, un simple relato es más descriptivo que una gran novela. Así, recuerdo perfectamente un relato de Harry Harrison, siempre crítico con estos temas, titulado “Las calles de Ascalón” (“An Alien Agony”, aka “The Streets of Ashkelon”), 1962) contenido en 50 en 50. Medio Siglo de Relatos I, en que una civilización alienígena completamente racional se ve gravemente perturbada por el choque con la fe cristiana.
Algo parecido, aunque el choque es diferente, sucede en la novela de Miquel Barceló y Pedro Jorge Romero, El otoño de las estrellas, basada en un relato anterior, titulado Testimoni de Narom.
Y, por supuesto, no podemos olvidarnos de una conocida novela de Orson Scott Card: La voz de los muertos, en que la fe católica de una colonia portuguesa choca con la cultura de los alienígenas locales: los cerdis, con notables consecuencias para todos.
No quisiera cerrar el post sin citar uno de mis relatos favoritos: “El camino de la cruz y el dragón” (“The Way of Cross and Dragon”, 1979) de George R. R. Martin, en el que una iglesia neocatólica se dedica a ir reprimiendo herejías allí donde tiene suficiente poder.
Si algún día salimos de la cuna, no sé si nos llevaremos nuestras religiones con nosotros. Desde luego, si llega ese momento, preveo un acalorado debate al respecto. Asimov, en sus novelas del ciclo de Trántor y en las de los Robots, creía que
Mientrastanto, disfrutemos de los intentos de las religiones por la conquista de Second Life. A ver con qué toros tienen que lidiar…
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