Feminismo en la ciencia ficción
El otro día me enteré que
una pequeña editorial -Chronos- va a editar Lengua
materna, de Suzette Haden Elgin, en catalán, cosa que me sorprendió,
porque aunque el libro está francamente bien, es un poco antiguo y no es un
clásico. Con ello no quiero decir que no se puedan editar sino los clásicos,
pero hay que tener en cuenta que hay pocas obras de ciencia ficción editadas en
catalán, a diferencia de en castellano, de las que hay una buena producción
traducidas a esta lengua.
Lengua
materna (Native Tongue, 1984) y su continuación,
La rosa de Judas (The Judas Rose, 1987),
de Suzette Haden Elgin son dos buenos ejemplos de literatura de ciencia ficción
algo radical, de los años ochenta.
Algunos catalogarían a
Elgin poco menos que como feminazi, aunque a mí ese término nunca me ha gustado
nada y me suena bastante despectivo. Sí que es cierto que el libro destila un
determinado tipo de ideología feminista bastante radical, pero está muy bien
escrito y se lee bastante bien, aunque lo recuerdo de hace bastantes años,
cuando lo leí.
Por desgracia, y que yo
sepa, no se ha traducido al castellano la tercera y última parte de la trilogía
de la que forman parte. Tal vez ahora se haga en catalán. A ver si hay
suertecilla.
En la sociedad futura que
describe Elgin, las mujeres son simples adornos sin derecho alguno. Cuando ya
no son útiles para procrear, se les extirpan los pechos para evitar tener que
tratarlas de posibles cánceres, cosa que encarecería su “mantenimiento”. Ya
veis que la sociedad en cuestión tiene tintes distópicos bastante negros.
Cuando me enteré que la
conocida actriz Angelina Jolie se había extirpado los pechos porque
genéticamente estaba predispuesta a sufrir cáncer de mama, no pude evitar
recordar a Suzette Haden Elgin y el mundo de Lengua materna.
Por lo que a la ciencia
ficción feminista respecta, hay bastantes más ejemplos. Citaré unos cuantos:
El cuento de la criada (The Handmaid’s
Tale, 1985), un estupendo libro de Margaret Atwood, sobre un mundo en
el que las mujeres fértiles se han convertido en poco menos que esclavas al
servicio de la casta dirigente y su función se reduce a parir niños sanos. El
libro ha sido llevado al cine y actualmente, a la televisión en forma de serie.
También está la novela
La puerta al país de las mujeres (The Gate to
Women’s Country, 1988), de Sheri S. Tepper, otra escritora polémica
de ideas un tanto radicales en diferentes aspectos; aquí, en lo relativo a las
relaciones hombre-mujer.
Otra escritora conocida
del subgénero es Joana Russ y su famoso El hombre hembra
(The Female Man, 1975), con menor acogida por parte del
fandom, tal vez demasiado “excesivo”.
En cambio, un libro que
trata las identidades sexuales de manera excelente es La mano
izquierda de la oscuridad (The Left Hand of the
Darkness, 1969, Premio Hugo 1970, Premio Nebula 1970), de Ursula K.
LeGuin: un clásico imprescindible, tanto de esta temática como de la literatura.
No quisiera olvidarme de
Marion Zimmer Bradley y su versión feminista del mito de Arturo, desde el punto
de vista de su hermanastra Morgana Le Fay, en Las nieblas de
Avalón (The Mists of Avalon, 1983, Premio Locus
1984), llevada también a la televisión.
Ni tampoco voy a dejarme a
James Tiptree Jr., pseudónimo de Alice Bradley Sheldon y algunos de sus
magníficos relatos, como “Houston, Houston. ¿Me recibe?” (”Houston,
Houston, Do You Read?”, 1976, Premio Hugo 1977, Premio Nebula, 1977)
o “La muchacha que estaba conectada” (”The Girl Who Was Plugged
In”, 1973, Premio Hugo 1974). Por cierto, que Alice Sheldon se
escondió bajo un pseudónimo masculino durante muchos años y la mayor parte de
los escritores del género estaban totalmente convencidos de que era un hombre.
Finalmente, no toda la
ciencia ficción feminista ha sido escrita por mujeres. También hay algún
intento por parte de los hombres. En este caso, Tiempos de
gloria (Glory Season, 1993), de David Brin.
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