04 septiembre 2007

Matemáticos y ciencia ficción

Continuando con los comentarios relativos a los matemáticos, aunque en clave de ciencia ficción, me gustaría hablar sobre uno de los más famosos que ha dado esta literatura: me refiero a Hari Seldon.

Para empezar, hay que tener en cuenta que el tratamiento de los personajes por parte de Asimov es casi siempre muy esquemático, obteniéndose personajes planos, con pocos detalles. En el caso de Hari Seldon hizo una excepción, sobre todo a partir de las precuelas que escribió de la serie de las Fundaciones.

Concretamente, vemos en Preludio a la Fundación y en Hacia la Fundación un Hari Seldon jovencito que conoce a los que después serán sus principales colaboradores, en especial a Yugo Amaril.

El tratamiento que nos da como matemático dista un poco de la imagen tradicional y tópica que tenemos de estos singulares personajes. De hecho, al final de Segunda Fundación, pone en boca de uno de los personajes que Hari Seldon más que un matemático era un “científico social”, cosa algo contradictoria con el planteamiento posterior de las precuelas.

Así, Hari Seldon se parece mucho más a Isaac Asimov que no a un matemático. Protegido largo tiempo por su mujer –Dors Venabili- un alter ego, sin duda, de Janet Jeppson, desarrolla primero su labor en solitario para pasar, posteriormente, al trabajo en equipo.

Curiosamente, los otros matemáticos que aparecen, como Yugo Amaril o Gaal Dornick, tienen muchos más trazos de verdaderos matemáticos que no Seldon, que es una especie de pater familias galáctico que no un auténtico matemático.

Tanto Amaril como Dornick tienen orígenes humildes y son reclutados por Seldon en diferentes etapas de sus vidas. Sobre todo Amaril, tiene una vida de lo más pintoresca, cosa no siempre contrapuesta con la imagen que tenemos de los matemáticos en su torre de marfil, imagen que cumpliría mucho mejor Dornick.

Asimismo, Asimov retrata bastante bien a los Enciclopedistas un grupo de científicos encargados supuestamente de la confección de un compendio del saber, una Enciclopedia Galáctica y obsesionados únicamente por esta labor. También ellos tienen mucho de matemáticos y de científicos, pues no se darán cuenta de hasta qué punto están cambiando las cosas políticamente a su alrededor, como demostrará poco tiempo después Salvor Hardin.

En otro orden de cosas, cruzando el tiempo y el espacio, hay otro matemático bastante peculiar que ha dado la ciencia ficción, esta más reciente, sobre el que también me gustaria hacer algún comentario. Me refiero a Ian Malcom, el matemático especialista en la teoría del caos de Parque Jurásico, de Michael Crichton.

Éste es un matemático moderno, que viste de manera moderna y piensa de manera moderna. Su especialidad son los sistemas complejos y, en concreto, la teoría del caos, que aplica al Parque Jurásico y de la cuál deduce que las cosas no son tan bonitas que se les están vendiendo.

No deja de caerme simpático este personaje, que me recuerda a ciertos divulgadores matemáticos actuales como Ian Stewart o John Allen Paulos.

Aunque si queréis leer una novela que describe a la perfección cómo piensa y actúa un matemático genial, no os podéis perder la magna obra de Neal Stephenson, Criptonomicón, donde podréis ver en acción a la peculiar familia Shaftoe junto a personajes reales, como Alan Turing.