24 octubre 2019

Creatividad


La creatividad es algo muy complicado. Nadie sabe por qué alguien es más o menos creativo que otro. También puede ser que alguien sea creativo en determinados campos y un total lerdo en otros, o incluso que sea creativo durante una época, brillando esplendorosamente y después se apague irremediablemente. También está la cuestión de si una máquina puede ser o no creativa. Y ya puestos, ¿qué es exactamente la creatividad?

Por ejemplo, hay juegos que tienen misterios en su interior incluso hoy día. Este es el caso de un primitivo videojuego de laberintos de Atari de 1982 llamado Entombed (enterrado, sepultado). Parece ser que el algoritmo que genera el laberinto, después de ser analizado hoy día, resulta incomprensible. Tras hablar con uno de los programadores, este contestó que quien lo hizo estaba borracho cuando lo programó, lo cual no deja de tener su gracia.

Algo parecido sucede en el relato “El robot vanidoso” (”The Proud Robot, 1943), de Henry Kuttner, en que un científico borracho inventa algo que después no sabe reproducir.

Otro relato en que interviene un robot virtuoso es “Parodia rimada” (Light Verse, 1973), de Isaac Asimov, en que un robot con un pequeño defecto de diseño es capaz de producir esculturas luminosas de una gran belleza.

Y otro aún más, también de Asimov: “El robot AL-76 se extravía” (”Robot AL-76 Goes Astray”, 1942), en que un robot inventa una fuente de energía descomunal a partir de una pequeña fuente de energía y nadie consigue averiguar cómo lo ha hecho.

En Star Trek: The Next Generation vemos al androide Data intentando resolver los enigmas de las novelas de Sherlock Holmes, tocando el violín o pintando cuadros. Algo parecido pasa en El hombre bicentenario de Isaac Asimov, en que el androide protagonista –Andrew Martin- también fabrica obras de arte.

Parece que la creatividad es un concepto esquivo y que mucha gente cree que la inteligencia artificial puede reproducirla. Yo no lo veo tan claro, pero nunca se sabe.