09 marzo 2007

Arthur C. Clarke: el Juan Palomo de la ciencia ficción

Leo en una entrevista en la edición digital de El Mundo, en una entrevista con el científico y escritor de ciencia ficción Arthur C. Clarke (obviaremos el Sir), el siguiente párrafo:

Fue de los primeros del mundo en utilizar un ordenador para escribir y el correo electrónico para comunicarse con el resto de la Tierra, gracias a los satélites artificiales nacidos de una idea suya.

Realmente, es de los pocos escritores o científicos de los que se puede decir algo por el estilo. Es decir, Clarke se benefició muchos años después en su vida diaria de algo a lo que contribuyó a inventar décadas antes. Vaya, que recogió los dulces frutos de su fértil imaginación.

Clarke a sus 90 años, a pesar de su mala salud de hierro, sigue dando guerra desde Sri Lanka, país en el que reside. A pesar de los supuestos escándalos con que se lo relacionó hace unos años, a pesar de estar prácticamente inmovilizado en una silla de ruedas, a pesar de su avanzada edad y a pesar de los tsunamis, nada parece poder acabar con este plácido señor, decano de los escritores de ciencia ficción y que con tantas maravillas nos ha sorprendido.

Clarke nos habló del ascensor espacial, una idea que tal vez en el futuro podamos ver, de estaciones espaciales habitadas, que ya se han hecho realidad, aunque a menor escala de la predicha por él, de la colonización del espacio o de gigantescas naves espaciales alienígenas.

A pesar del declive de los últimos años, nadie cuestiona la lucidez de su mente. Él desearía ser recordado más como una gran escritor que como un científico, aunque posiblemente pase a la historia junto a Kubrick por esa increíble y maravillosa escena de 2001. Una odisea en el espacio en la que un arma de hueso se transforma en un ingenio espacial, en una elipsis de varios milenios en un instante.

También nos habló de la inteligencia artificial con el que tal vez sea el más conocido ordenador ficticio de todos los tiempos: HAL (Heurísticamente ALgorítmico), aunque las malas lenguas dicen que si avanzamos una posición en el alfabeto cada una de las tres siglas que componen el nombre de HAL, se obtiene sospechosamente el nombre de otro conocido ordenador…

Clarke, al igual que Sagan o Asimov, está convencido de que el Universo bulle de vida, aunque no necesariamente de vida inteligente. Afortunadamente, dentro de pocos años seremos capaces de saber si en nuestras cercanías de la galaxia existe vida planetaria. Gracias a un proyecto espacial, será posible detectar planetas del tipo terrestre y, mediante espectrografía, tal vez podamos detectar los rastros de la vida en dichos planetas.

Tal vez el descubrimiento de vida extraterrestre se encuentre muy cerca en el tiempo y no me extrañaría que el venerable ancianito que es Clarke, estuviese todavía por aquí para darnos su docta opinión.