12 abril 2011

Ortografía jurásica

El otro día iba paseando por la calle y contemplaba como estaban montando el toldo de una pizzería, con tal mala pata que en el nombre que había grabado en el toldo había una falta de ortografía, o más bien una mala transcripción del nombre del local.

Cuando veo estas cosas, a veces me asalta el recuerdo del final del magnífico relato de Ray Bradbury, "El sonido de un trueno" ("A Sound of Thunder", 1952), en el que una compañía ofrece viajes en el tiempo al remoto pasado a condición de que los viajeros no
salgan de un recorrido marcado, ya que de alterar el pasado las consecuencias podrían propagarse al presente.

Naturalmente, uno de los viajeros sale accidentalmente del camino y pisotea una mariposa con terribles consecuencias para el presente. El relato, una bella premonición de lo que después sería al efecto mariposa, resulta estremecedor por la sensación de extrañeza que se apodera del lector conforme los protagonistas retornan al presente y descubren que éste ha sido sutil pero drásticamente alterado.

Uno de los cambios observables es que la ortografía es sutilmente diferente y es por ello que cuando veo estos deslices tipográficos muchas veces no puedo sino acordarme del relato de Bradbury, el cual, por cierto, es uno de mis favoritos absolutos y un ejemplo de cómo es posible escribir un soberbio relato de ciencia ficción sin grandes parrafadas ni efectos especiales.