08 agosto 2007

Pax Americana

Julián Díez decía en un comentario sobre “Los que se alejan de Omelas”, uno de los relatos más conocidos de Úrsula K. LeGuin, contenido en la magnífica antología Las doce moradas del viento, que dicho relato era uno de los que mejor definían el siglo XX.

Le doy plenamente la razón, como ya comenté en otra entrada, aunque creo que hay otro relato que, desde un punto de vista completamente distinto, pone de manifiesto cuál es la principal problemática filosófica del mundo en que vivimos y que retrata fielmente las dificultades que nos encontramos a finales del siglo XX y a principios del XXI.

Se trata de “Pues he tocado el cielo”, de Mike Resnick, que puede encontrarse tanto en la antología Sueños viejos por nuevos como en el número 42 de la revista Gigamesh.

En este relato colisionan de manera flagrante y muy emotiva los valores occidentales con los valores de una cultura africana de corte tradicionalista. Éste es uno de los grandes temas de nuestra época: el choque de civilizaciones. ¿Puede Occidente imponer su cultura, sus valores, entre los que se encuentran los derechos fundamentales del hombre y ciertos valores derivados de la cultura judeo-cristiana al resto del mundo? Y, tan importante como esto, ¿se va a dejar el resto del mundo, dotado de culturas igual de sólidas, imponer estos valores?

Desde el prisma de Occidente así es. Baste escuchar a todo el mundo hablar de derechos humanos, libertad de mercado, globalización, relativismo cultural, de las alas de la Pax americana. Y sin embargo… no todo el mundo está de acuerdo.

Este choque o confrontación es algo mucho más antiguo de lo que parece. A fin de cuentas, ya lo relató Shakespeare magistralmente en su Marco Antonio y Cleopatra, en donde el norte rico y poderoso (Roma) trata de imponerse y aplastar al exhuberante y orgulloso sur (Egipto).

Es porque el relato de Resnick tiene resonancias tan arcanas y épicas que me parece que tiene tanta trascendencia y valor. Sin ser una joya literaria, es muy difícil leerlo y no quedar impresionado por su viveza y, por supuesto, por su trágico desenlace.

Resnick es un autor poco habitual en la cultura anglosajona anglocéntrica y claramente WASP. Resnick nos habla de otras culturas que también tuvieron sus momentos de esplendor, al igual que parece que a la nuestra le ha tocado vivir hoy día, pero que acabaron enterradas bajo siglos de polvo. Donde mejor lo vemos tal vez sea en “Las 43 dinastías de Antares”, otro de sus relatos que huele a África y a Egipto, aunque aparentemente tenga lugar en un lejano planeta.

Ésta es una de las grandezas de la ciencia ficción: que sin dejar de maravillarnos, es capaz de poner encima de la mesa los grandes temas de debate de cada época. Lástima que otros prefieran simplemente narrar batallitas o caer en los tópicos más manidos sobre el futuro próximo. A mí, desde luego, me gusta mucho más este tipo de ciencia ficción.