El arca inteligente
La evolución en los
homínidos no ha escrito todavía su última palabra. Al parecer, una población de
monos capuchinos de cara blanca en Panamá acaba de entrar en la edad de piedra,
al empezar a utilizar instrumentos líticos para partir nueces y abrir moluscos.
Los cuervos no se quedan a
la zaga. Los cuervos de Nueva Caledonia han aprendido a construir y utilizar
herramientas, incluyendo una especie de anzuelo de pesca. Son capaces de
resolver complejos problemas. Para verificarlo, los científicos han utilizado
una máquina expendedora diseñada especialmente para ellos, a fin de determinar
cómo interactúan con esta.
La inteligencia animal no
deja de sorprendernos cada día. Mientrastanto, algunos científicos creen que la
inteligencia humana individual en general se está reduciendo poco a poco desde
el advenimiento de la civilización. ¿El motivo? Que nos hemos domesticado.
Ya no necesitamos de
habilidades especiales para escapar de los dientes de sable o para cazar mamuts
y eso se nota. Tal vez la supuesta reducción de inteligencia individual se vea
compensada con una mayor inteligencia colectiva, como especie. Sea como sea, la
inteligencia sigue siendo algo muy difícil de definir y desde luego, no es un
atributo exclusivo de los seres humanos.
Tal vez, el futuro
descrito por David Brin en su serie de los Sofontes, no esté
tan lejos de la realidad como pueda parecer en un principio. Es posible que el
ser humano, mediante la manipulación genética, sea capaz de desarrollar nuevas
especies inteligentes en nuestro planeta.
Quizás, el futuro más
inmediato de nuevas inteligencias no humanas no pase sólo por la Inteligencia
Artificial de las máquinas, sino que debamos girarnos a lo que siempre hemos
tenido al lado: nuestros compañeros de planeta.
Tal vez no esté muy lejos
el mundo descrito en “Cuando los osos descubrieron el fuego” (“Bears Discover Fire”,
1990), de Terry Bisson.
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