20 noviembre 2018

El arca inteligente


La evolución en los homínidos no ha escrito todavía su última palabra. Al parecer, una población de monos capuchinos de cara blanca en Panamá acaba de entrar en la edad de piedra, al empezar a utilizar instrumentos líticos para partir nueces y abrir moluscos.

Los cuervos no se quedan a la zaga. Los cuervos de Nueva Caledonia han aprendido a construir y utilizar herramientas, incluyendo una especie de anzuelo de pesca. Son capaces de resolver complejos problemas. Para verificarlo, los científicos han utilizado una máquina expendedora diseñada especialmente para ellos, a fin de determinar cómo interactúan con esta.

La inteligencia animal no deja de sorprendernos cada día. Mientrastanto, algunos científicos creen que la inteligencia humana individual en general se está reduciendo poco a poco desde el advenimiento de la civilización. ¿El motivo? Que nos hemos domesticado.

Ya no necesitamos de habilidades especiales para escapar de los dientes de sable o para cazar mamuts y eso se nota. Tal vez la supuesta reducción de inteligencia individual se vea compensada con una mayor inteligencia colectiva, como especie. Sea como sea, la inteligencia sigue siendo algo muy difícil de definir y desde luego, no es un atributo exclusivo de los seres humanos.

Tal vez, el futuro descrito por David Brin en su serie de los Sofontes, no esté tan lejos de la realidad como pueda parecer en un principio. Es posible que el ser humano, mediante la manipulación genética, sea capaz de desarrollar nuevas especies inteligentes en nuestro planeta.

Quizás, el futuro más inmediato de nuevas inteligencias no humanas no pase sólo por la Inteligencia Artificial de las máquinas, sino que debamos girarnos a lo que siempre hemos tenido al lado: nuestros compañeros de planeta.

Tal vez no esté muy lejos el mundo descrito en “Cuando los osos descubrieron el fuego” (“Bears Discover Fire”, 1990), de Terry Bisson.