27 marzo 2020

Me paso el día bebiendo


¿Qué se bebe en el mundo de la ciencia ficción? Tal vez, el lugar con mayor repertorio de bebidas sea Star Trek, en sus diferentes franquicias.

Así, el teniente Worf, bebe habitualmente zumo de ciruela, una bebida de guerreros, aunque los klingon prefieren el más potente vino de fuego (se sirve tibio y es de altísima graduación; puede combinarse con vermut y gin y entonces da lugar al martini klingon) o el potente café raktajino, muy popular entre los miembros de la Flota Estelar. Los klingon también tienen un té, tóxico para los humanos, que consumen en un ritual similar a la ceremonia japonesa del té.

Los romulanos, en cambio, prefieren la muy alcohólica y bastante embriagante cerveza romulana, ilegal durante mucho tiempo en la Federación, mientras que sus primos lejanos, los vulcanos, brindan con brandy vulcano o toman té de especias vulcanas, que no se parece en nada al té terrestre.

También los cardasianos tienen su propia cerveza, a la que cuesta acostumbrarse, al igual que los andorianos tienen la suya (una de las bebidas preferidas del capitán Jonathan Archer), mientras que los enemigos de los cardasianos, los bajoranos, tienen el synthale.

Sobre brandys, hay más variedades. Por ejemplo, el brandy andoliano o el brandy de Antares, para gustos exóticos.

Y para los que quieren algo que parezca alcohol pero que no lo sea ni tenga sus efectos euforizantes, está el sinthehol, una especie de alcohol sintético para todos los públicos.

Aunque el capitán Jean-Luc Picard, cuando no va ofreciendo vino francés de sus bodegas de Labarre (Chateau Picard), bebe té Earl Grey, su favorito.

Guinan, en cambio, prefiere una bebida verde: el whisky de Aldebarán, de las pocas bebidas que pueden encontrarse en el bar de la USS Enterprise que contienen alcohol verdadero.

En la serie The Expanse es mítica la cafetera de la Rocinante, que acaba destrozada en más de una ocasión. Y en la serie The Red Dwarf, a la máquina expendedora se le ha acabado la leche de vaca y ahora ofrece leche de perra, que “es muy diurética y además sabe igual fresca que cuando está caducada”, como nos explica Holly, el ordenador de abordo.

Las clases altas de Dune beben té de especia, mientras que el resto de los mortales se tienen que conformar con agua, que es en sí un tesoro en el árido planeta Arrakis, aunque el origen del agua de los fremen da un poco de yuyu, por no hablar de lo que se bebe en los destiltrajes.

Los jóvenes magos de la serie de películas y novelas de Harry Potter beben cerveza de mantequilla, con bajo contenido alcohólico y con un sabor muy suave a caramelo y vainilla. También pueden consumir el más tradicional jugo de calabaza.

Y la mejor bebida alcohólica del Universo es, sin lugar a dudas, el Detonador Gargárico Pangaláctico, que aparece en la Guía del Autoestopista Galáctico. Hay que beberla con moderación, ya que su consumo produce “un efecto similar al de golpearse el cerebro con un limón dentro de un ladrillo de oro”.

No podemos olvidarnos de Star Wars, en donde se nos muestra la leche de Bantha, esos enormes bichos peludos de Tatooine, con grandes cuernos curvados, similares a un mamut. Producen una leche de color azul, muy dulce y con un contenido rico en grasas.

En La naranja mecánica se consume un cóctel de leche con diferentes fármacos psicotrópicos (opio y mescalina, entre otros) denominada moloko plus.

También los elfos de El Señor de los Anillos tienen su particular destilado, un licor tibio, con fuerte aroma y transparente, llamado miruvor, mientras que los ents preparan una extraña poción de jugos vegetales, que hace crecer a los hobbits.

En Mercaderes del espacio, Frederik Pohl y C. M. Kornbluth hacen una despiadada crítica de los refrescos de cola con la moka-koka, al igual que el adictivo boncafé.

Y para acabar, no podemos olvidarnos del elixir más famoso de todos: la poción mágica, que prepara el druida Panorámix en Astérix y Obélix y que confiere a los resilientes galos una fuerza sobrehumana con que enfrentarse a los romanos y tullirlos a palos.