16 febrero 2006

Mirando el futuro con esperanza

Javier Negrete ha resultado ganador del III Premio Minotauro de Ciencia Ficción por su novela Señores del Olimpo, una obra fantástica con personajes de la mitología griega.

Antes que nada, felicidades al ganador -un muy buen escritor- por el galardón.

Tras eventos como éste, uno no puede ponerse en plan pesimista, así que vamos a mirar las cosas desde un punto de vista positivo, que ya bastantes disgresiones hemos tenido últimamente sobre lo mal que están las cosas en el mundillo.

Quisiera desde aquí proponer unas sencillas recetas, que la mayoría de nosotros ya seguimos desde hace tiempo, para promover más la literatura fantástica española.

En primer lugar, comprar más literatura fantástica española, que las ventas son importantes (por no decir que lo único que importa) para las editoriales. Si no se tiene demasiada idea, al menos comprar las principales obras galardonadas (Minotauro, UPC, Ignotus) y alguna de las finalistas.

En segundo lugar, leer literatura fantástica española. Separo los dos puntos, aunque pueda parecer un contrasentido, porque entiendo que no todo el mundo tiene tiempo de ir leyendo todas las novedades que se publican. Pero al menos, sería interesante apoyar las iniciativas patrias para que los editores tengan constancia de que el mercado merece la pena.

En tercer lugar, regalar literatura fantástica a nuestros amigos, especialmente los ajenos al fandom. Aquí, coincido con las ideas de Julián Díez, y mejor no decirles que es fantasía o ciencia ficción. Simplemente: 'una novela interesante' o 'una colección de cuentos que invitan a la reflexión'.

En cuarto lugar, para aquellos que viváis en lugares en donde hay otras lenguas a parte de la castellana en que se publique también literatura fantástica, apoyad también las iniciativas locales en otras lenguas.

En quinto lugar, tratar de hacer apología de la literatura fantástica fuera de los círculos del fandom sin ser un friki, pues suele ser contraproducente.

Son cinco sencillas recetas, poco originales, lo reconozco, pero que aplicadas masivamente pueden tener un cierto resultado.

Por desgracia la etiqueta degradada que tiene la ciencia ficción en nuestro país no se recupera ni en una generación, así que habrá que pasar de etiquetas, que suele ser lo mejor. En cualquier caso, fenómenos como Criptonomicón que ha tenido buenas ventas a pesar de haber sido vendida en una colección de género, sin ser exactamente una novela de género (lo cual no deja de ser sorprendente), deja un cierto lugar para la esperanza.

La cuestión es que todavía en España los lectores arrastran un cierto complejo de que "si está escrito por uno de aquí, no puede ser tan bueno como si lo ha escrito uno de allá" y si a eso le añadimos el desprestigio del género, se convierte en una rémora demasiado gravosa de soportar.

Esperemos que iniciativas como las de Minotauro sirvan para aligerar un poco el lastre del sector.