Vecinos insospechados
Desde hace unos años, se
busca desesperadamente en los confines del Sistema Solar lo que debiera ser
–según las anomalías gravitatorias detectadas- el noveno planeta del Sistema (y
no nos referimos a Plutón, que es demasiado pequeño como para producirlas).
Pero la verdad es que, a
pesar de que se ha buscado y rebuscado, no se lo encuentra de ninguna manera.
Ahora, ha aparecido una interesante teoría, que no deja de ser eso: una teoría
o incluso menos, una hipótesis: que se trate de un minúsculo agujero negro.
Sería, pues, un agujero
negro del tamaño de una pelota de tenis proviniente de la época primordial del
Universo, cuando según algunas teorías, debieron formarse estos “engendros”
gravitatorios.
De ser cierto, tendríamos
un agujero negro, aunque pequeñito, en nuestro Sistema Solar y sería posible
enviar una sonda no tripulada para “tocarlo”. El sueño de los astrofísicos.
Los agujeros negros han
sido hasta tiempo muy reciente constructos teóricos, derivados de la Teoría de
la Relatividad de Einstein (más o menos) y los científicos no han tenido
ninguna evidencia sólida de su existencia hasta hace pocos años. Pero la
posibilidad de ir a ver en directo uno de ellos, no se la pasaba por la imaginación
a nadie.
Esto solo sería posible si
realmente, el astro buscado fuese realmente un agujero negro, pero de ser así,
las posibilidades científicas serían impresionantes. Curiosamente, estaría
ubicado donde algunas historias de ciencia ficción han situado agujeros negros cercanos: en los confines del
Sistema Solar Terrestre.
Veremos cómo evoluciona la
cosa. Lo cierto es que de ser realmente un agujero negro, debería emitir rayos
gamma detectables desde la Tierra por nuestros telescopios especializados en
esta ventana del espectro. Pronto lo sabremos.
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