29 abril 2021

¿Quién merece ser libre?

¿Deberían tener derechos unas hipotéticas máquinas “inteligentes”? De alguna manera, ¿es necesario tener libre albedrío para tener derecho a la libertad, por ejemplo?

 

Isaac Asimov, que reflexionó mucho a lo largo de su vida sobre robots inteligentes y escribió multitud de relatos, decía: “No hay derecho a negar la libertad a ningún objeto con una mente lo suficientemente avanzada como para captar el concepto y desear el estado”.

 

Es decir, si algo/alguien entiende el concepto de libertad, al menos parece entenderlo y manifiesta su deseo de disponer de ella, ¿quiénes somos los demás para negárselo?

 

A veces se dice que es necesaria la conciencia, pero ¿cómo podemos estar seguros que los demás tienen conciencia? Solo somos conscientes de nuestra propia conciencia. Por lo tanto, aceptamos la apariencia de conciencia como suficiente para atribuírnosla. En caso contrario, corremos el riesgo de caer en el solipsismo.

 

Con unos futuros robots inteligentes o unas inteligencias artificiales muy avanzadas, podría darse el caso que quisiesen ser libres. La ciencia ficción está llena de ellas: IAs, ordenadores, robots, entidades… No vamos a hacer aquí un listado porque no acabaríamos nunca.

 

Tal vez sea uno de los temas más frecuentes de la ciencia ficción. Aparte de los relatos de robots de Asimov, muchos de los cuales exploran este tema, hay un maravilloso capítulo de Star Trek: La Nueva Generación, del que ya he hablado en otras ocasiones: “La medida del hombre”, en la que se juzgan los supuestos derechos individuales de un androide, el Comandante Data. Por cierto, un robot positrónico inspirado en las ideas de Isaac Asimov.

 

No obstante, pocos son los robots asimovianos que desean ser verdaderamente libres. Tal vez la excepción sea R. Andrew Martin, de El hombre del bicentenario, que es capaz de renunciar a todo a cambio de ser reconocido como humano libre.

 

La mayor parte de robots asimovianos son una especie de ángeles de la guarda de la Humanidad, creados para ayudarla y protegerla en todo momento, pero que no desean ser libres. Vaya, algo así como los cylons de Battle Star: Galactica, solo que esos salen rana, se revelan y deciden cogerse la libertad por su cuenta y eliminar a sus antiguos amos.

 

Ese es otro de los miedos que siempre ha tenido el hombre con posibles seres artificiales inteligentes: que acaben sublevándose y que incluso lo sojuzguen. Es el mismo miedo que tenían los romanos con las rebeliones de esclavos o los sureños estadounidenses con sus esclavos negros.

 

Las relaciones de dominio siempre suelen acabar mal. O bien, según sea el punto de vista que adoptes.